Cuba
Cubanos no pueden disfrutar como les gustaría, de sus playas más bellas
Varadero, una de las playas más emblemáticas de Cuba -si no “la más”- es una palabra prohibida para algunos cubanos.
El tema de las playas cubanas, la posibilidad de los cubanos de ir allí, y otros pormenores relacionados con el asunto fueron abordados en el día de ayer por el diario Star2.
En una nota en la que se habla de las playas en la isla, el articulista refiere que sí, que hay playas bellas, pero que no muchos cubanos “están a la vista“.
La verdad sea dicha: si bien es cierto que la Constitución reconoce el derecho de cada cubano a disfrutar de sus playas, en la realidad, existen las prohibiciones.
En ocasiones, según algunos, por un sesgo racial; de origen, o no. En otras, tal vez porque la playa está enclavada en un lugar que la gerencia de los hoteles define como de uso para los clientes; y en otras porque el acceso a las instalaciones hoteleras está vetado y la lejanía de la instalación hace que los bañistas busquen lugares en los que en las cercanías existan baños, bares o restaurantes.
Es por ello que uno de los entrevistados en la nota de AFP, identificado como Rey González, de 43 años, dice que “no muchos turistas vienen aquí“, al referirse a una playa como Guanabo.
Esta playa, ubicada al este de la capital, ha devenido el sitio de preferencia entre los habaneros, al menos el más asequible al bolsillo del cubano imposibilitado económicamente de ir a Varadero.
“Para mí, todas las playas son iguales: la arena, el mar … no se ve la diferencia cuando se nada“, manifestó González a AFP, intentando obviar la lógica diferencia que existe entre la arena de Guanabo y la de Varadero; entre el color azul turquesa de Varadero y el azul-carmelitoso de Guanabo.
Quizás el mejor resumen de lo que sucede lo ofreció Lázaro Palomino, de 34 años, quien reconoce que una vez fue a Varadero, y regresó “en estado de shock“, debido a su belleza. Palomino reconoce al medio que, -aunque la ley lo prohíbe- los guardias de seguridad de las instalaciones “los expulsan de las playas del hotel“.
Su testimonio palidece ante el de Caridad Vidangel, de 48 años, entrevistada en la playa de Bacuranao. Con casi cinco décadas de vida, esta cubana reconoció ante AFP que jamás ha puesto sus pies en Varadero.
“Nunca he estado en Varadero. Me gustaría … pero es imposible“, expresó.
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