Marielitos: protagonistas de revuelta histórica en Pennsylvania hace ya casi 40 años

Algunos de estos marielitos terminaron en prisión; otros fueron deportados.

Fue en abril de 1980 cuando Fidel Castro abrió el puerto del Mariel para que todo el que quisiera irse de Cuba se fuese. A todos los que se fueron se les pasó a conocer con ese nombre: marielitos.

La historia recoge con “fidelidad”, que Fidel vació las cárceles. A mi vecino “Cheo” Peralta le dieron a escoger entre 12 años más preso, o irse. Llegó a su casa en un auto de patrulla acompañado de dos oficiales del MININT. Bajó a los diez minutos con dos mudas de ropa y Teté, su madre, llorando en el segundo piso. Nunca más lo volvió a ver.

Desconozco si “Cheo” – ahora en Cuba, tras ser deportado hace ya más de una década – estuvo en Indiantown.

“Felices en Mayo, molestos en Agosto“. Con este título la periodista Deb Kiner recoge los hechos acontecidos hace 40 años atrás, en Fort Indiantown, un lugar en la ciudad de Lebannon, Pennsylvania, donde cientos de marielitos fueron recluidos tras llegar de Cuba a finales de abril y principios de mayo.

Su nombre no aparece en la crónica publicada por Kiner en Penn Live. Es posible que haya estado.

De acuerdo con el sitio History.com, alrededor de 126 mil cubanos llegaron a los Estados Unidos entre abril y octubre del año 1980 en más de 1700 botes.

La revuelta, que terminó con varios refugiados y policías heridos, fue protagonizada por alrededor de 300 cubanos, quienes prendieron fogatas y voltearon vehículos. Además, dañaron techos de instalaciones y rompieron ventanas. Por si fuera poco, desvalijaron el área de la cocina y el comedor.

La protesta comenzó a las 4 y 50 am. 75 marielitos se amotinaron y comenzaron a lanzar piedras a los autos patrulleros.

En aquel momento se desconocía el porqué de la protesta. “Fue una reacción contra la autoridad, simplemente“, dijo a Penn Live un oficial que estuvo presente en la protesta.

Al tercer día comenzó lo peor, con la aparición de los primeros heridos; las primeras barricadas, con el lanzamiento de botellas.

100 o 150 de aquellos marielitos tomaron control del área de la piscina. Al término de la noche, seis de ellos fueron arrestados. Según se supo entonces, la protesta estuvo dada por el maltrato a una mujer cubana embarazada. Otros dicen que fue por las demoras en el proceso de migración.

Una versión distinta de los hechos fue ofrecida por una funcionaria que trabajaba directamente con la comida en el lugar.

“No estaban acostumbrados a esa comida. A pesar de que se les alimentaba varias veces al día, no era comida a la que estaban acostumbrados“. Por si fuera poco, en mayo 20, en el comedor del lugar, comieron en apenas dos horas 1600 personas.

“Fue una escena salvaje de 1.600 personas agarrando lo que pudieron con sus manos. Les habían dicho antes que no habría suficiente comida”. Días después “se sirvieron 2.100 comidas en dos horas en un comedor construido para alimentar a 150 personas. Finalizadas esas dos horas, algunos cubanos se quedaron sin comer.”

“Vamos a quemar este lugar. Vamos a quemar este lugar ”, gritaban.

Días después, durante una conferencia de prensa, Harold Johnson, coordinador del grupo de trabajo para el Departamento de Estado de EE. UU., confirmó que los disturbios fueron provocados por el arresto de una refugiada cubana embarazada por parte de los oficiales del Servicio Federal de Protección.

El arresto tuvo lugar entre las 4:30 y las 5 am.

“Se ha alegado que durante el presunto arresto, los oficiales del Federal Protective Service (FPS) usaron más fuerza de la necesaria“, dijo cuidadosamente Johnson.

Sin embargo, aquella no fue la primera vez que Johnson había escuchado informes de abuso por parte de unos 85 Oficiales de la FPS, hasta que una investigación del FBI separó a algunos de ellos del lugar.

Quizás el mejor modo de resumir lo ocurrido lo expresó por aquel entonces Alice Trete, una escolta bilingüe.

“Debes darte cuenta de que estas personas son solo algunas de muchas personas, refugiados en su mayoría adolescentes que se habían amotinado“.

“Son muy infelices, están muy frustrados“, dijo Trete sobre los marielitos de Fort Indiantown.

“Muchos no tienen noticias de sus familias en Cuba. Se preguntan qué les sucederá. “Pero debes darte cuenta de que no todos son malos’, enfatizó. “Hay malos, pero también hay buenos. Hay tantos buenos. Hay tantos buenos, pero me temo que los malos serán los que serán recordados“.

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