Artificios de los cubanos ante la aguda crisis de medicamentos

Por María Carla Prieto

En 2017 se hablaba en la prensa oficialista de Cuba del restablecimiento de la industria farmacéutica. Dos años después es aguda la crisis de medicamentos en la isla

El Cuadro Básico de Medicamentos de Cuba se vanagloriaba de estar entre los más grandes del mundo. Según cifras del Programa Nacional del Ministerio de Salud Pública, en 2017 el número de fármacos producidos en el país había decrecido en 65 clases de medicinas. A día de hoy, la escasez es peor.

“Muchas veces me da pena con los pacientes, pero uno no puede hacer nada. En ocasiones no tenemos los básicos y el gobierno no puede garantizar ni siquiera los prescritos por tarjetón”, asevera Odalys, médico de familia.

La farmacia de 19 y E hace ya un tiempo cambió su horario. Las dependientas echan de menos el bullicio y las largas colas que allí se hacían para comprar.

“Esta era una unidad de guardia, pero generalmente no tenemos ni antibióticos. Faltan elementales como dipironas, vitaminas o la clortalidona (empleada para enfermedades comunes, diarrea, vómito, náuseas) es otra de nuestras principales carencias”.

En una entrevista concedida en 2017 al medio oficialista Cubadebate, Rita María García Almaguer, directora de Operaciones del Grupo Empresarial BioCubaFarma, explicó que acometían un proceso inversionista complejo, cuyo objetivo principal era la sustitución de maquinarias obsoletas y, una vez finalizado, permitiría el restablecimiento de la industria farmacéutica en la isla. Pero ese milagro no se ha materializado, por el contrario.

“Hace como un mes, mi nieta cogió una infección y le recetaron metronidazol y cefalexina. Vine a esta botica, 23 y J, y no los había. El farmacéutico intentó localizármelos en otras, pero nada. Al final mi esposo resolvió unas cuantas en casa de unos amigos, pero tuvo que ir hasta la Habana Vieja”, nos cuenta una anciana mientras espera su turno.

Milagros, la señora de detrás, también tiene su denuncia. “Yo soy diabética. Mis pastillas casi siempre están, aunque falte el alcohol para inyectarse o las jeringuillas; pero las de mi esposo son imposibles de conseguir. Él es hipertenso, enalapril nunca lo hay, para conseguir un sustituto debes hacer muchos trámites y esto no te garantiza hallar el remedio suplente”.

Ante esta otra crisis, el gobierno pide la cooperación del pueblo pero el descontrol en las unidades expendedoras es uno de los causantes de tan difícil trance.

Las recetas falsas, o acuñadas por médicos no radicados en Cuba, son algunas de las artimañas empleadas para obtener medicamentos, tal vez innecesarios en el momento, pero cuya utilidad posterior no es discutible.

“Una amiga mía trae de Haití. Ella no es médico pero ha ido aprendiendo la prescripción de los fármacos. Le encargas una en específico y ya. Algunas comunes como la tira de dipirona, por ejemplo, las vende a 10 CUP; el diclofenaco, analgésico, a 25 CUP. Lo más llamativo que le he visto es una crema calmante con aceite de cannabis, 50 CUP el pomito. Realmente efectivo para los dolores musculares”, relata María del Carmen.

La salud está primero, lo sabe todo el mundo. No es una opción. Sin embargo, tienes que resignarte y soportar, por ejemplo, que en un periódico de Pinar del Río te digan que debes tener conciencia ante la insuficiencia. ¡Horror! En qué cabeza cabe eso”,  menciona Melissa, joven que a través de las redes sociales vio la escandalosa nota publicada por Guerrillero.

Como solución paliativa, el gobierno intenta sensibilizar a la población ponderando las bondades de la medicina natural. Tinturas de naranja, de ajo y de caña santa se comercializan con mayor empuje en las farmacias cubanas. Isairis no es partidaria de esta vía. “Realmente no creo en eso. Mi cultura es occidental y estoy adaptada a los productos químicos. No me gustan los menjunjes ni jarabes que para colmo, saben mal”.

Sin embargo, esto no es suficiente. “Te dicen que no hay. Uno inventa, le pide a un vecino o te indican cualquier remedio, lo haces y resuelves tu problema, pero después te encuentras gente en la calle vendiendo las pastillas y pomadas que el gobierno no tiene. ¿De dónde salen?”