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Cuba

30% de los cubanos no tiene acceso a la televisión digital

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Por Vladia Rosa García

¿Y qué pasará con los cubanos que no puedan pagar el descodificador de la televisión digital?

Las primeras pruebas de televisión digital (TVD) en Cuba se realizaron en junio de 2013. El portal Cubadebate anunciaba entonces la transmisión de nuevas señales en el área de La Habana. “Al principio repartieron por los barrios unas cajas negras muy rústicas que permitían descodificar la señal. Siete pesos cubanos debían pagar los elegidos”, rememora Ana.

En aquellos momentos, la medida fue el blanco de muchos comentarios. Algunos tenían miedo a perder la señal y otros se alegraban de tener en la programación cubana  más canales para ver, además de los insuficientes cuatro de alcance nacional. En el presente 2019 se cumplen seis años de los primeros pasos de la televisión digital y aún toda la población no puede acceder a ella.

Durante 2015, la expansión llegó hasta las demás provincias cubanas y se auguraba el fin de la señal analógica en un corto período de tiempo. “Recuerdo que Andrés, mi abuelo, cuando vio la Mesa Redonda tenía miedo, no entendía. −Niña hay que comprarse un aparato de eso sino no voy a poder ver más pelota−, me decía preocupado”, declara Claudia, residente en Matanzas.

El problema apareció cuando los precios inaugurales de tan necesario artefacto tecnológico para la TVD oscilaban entre los los 45 y los 50 CUC. “Quería hacerle un regalo a mis padres. Ambos están jubilados y viven gracias a nosotros, sus hijos. Pero, qué va. Aquello me golpeó: eran más de 1000 pesos cubanos. Al final reunimos entre los hermanos para darles la alegría. De otra forma nunca hubieran tenido la oportunidad”, expresa Raymundo, electricista.

Muchos trabajadores renunciaron en primera instancia a adquirir la famosa “cajita” y los suertudos de la prueba efectuada por el gobierno, casi gratuita en comparación con el costo posterior, se niegan a cambiar esa adquisición. “Es de las primeras y nunca se ha roto. La de la vecina es marca Konka. Le aseguraron en la tienda que era buena y ha tenido que cambiarla tres veces”, aclara Magalis, ama de casa.

Luego vinieron los televisores pantalla plana con la nueva señal incorporada. Aun así, un por ciento importante de la población está limitado a llevar uno a casa. “En mi cuadra faltan pocas viviendas por tener la cajita, pero eso es un abuso. Si se supone que dentro de un tiempo pasará a ser obligatorio, deberían bajar los precios. Por ejemplo, en los lugares donde solo entra un salario, ¿qué  hacen?”, analiza Alfredo, trabajador estatal.

Informaciones de la televisión nacional y de la Agencia Cubana de Noticias explican que el apagón analógico se prevé para el 2023. Sin embargo, en fechas anteriores en las calles ha existido este temor. “Hubo un tiempo de corre-corre porque se pensaba que ya iban hacerlo. Conozco amistades que pidieron dinero prestado para comprarse el dispositivo y nada. También, sé de quien no va a poder alcanzarlo ni aunque quiera porque la cuenta no da”, afirma Alianis, peluquera particular.

Entonces, ¿estará Cuba lista para una nueva era televisiva? Los propios medios oficiales reflejan la existencia de limitaciones en dicho sentido y las cifran informan que resta más del 30 por ciento de los ciudadanos sin este servicio.

“La señal se pone de madre. Cuando llueve o hay mucho aire se cae. Por tanto, tienes que cambiar para lo antiguo, la calidad es muy diferente pero al menos ese siempre funciona”, reclama Haidy, joven estudiante. Las deficiencias continúan a pesar de los años y de la proximidad de una transformación inminente.

El cubano agradecería ver los programas sin llovizna en sus pantallas, tener un canal de música y a veces, otro más de noticias. Pero, más placer sentirían si los precios bajaran para dentro de 48 meses no quedarse como el viejo Andrés: con miedo de perderse la pelota.

 


 

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