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Cuba

Cuba y los rituales yoruba más comunes cada fin de año

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Limpiarse con frutas, barrer la casa desde atrás o rodar un coco con cascarilla por la vivienda: algunos rituales yoruba para acabar el año

A creyentes no hay quien nos gane. En los últimos días del año, toca hacer balance de los logros alcanzados y pedir por lo bueno en el nuevo. Pasado el Día de San Lázaro, los cubanos nos enfrascamos en los más diversos rituales para llamar la suerte.

“En mi última vista, Oggún marcó un tambor que deben darme mis ahijados y lo estamos preparando para el día 22. Además, antes del cierre de año debemos limpiarnos con frutas durante siete días y ofrendarlas a ese santo y a Yemayá”, refiere Denis, quien hace seis años coronara al dios del hierro.

Entre los cinco ahijados que tiene, crearán una plaza con muchas frutas, pues el santo no quiere otra cosa. “Al final de la actividad, se hace egbó con eso, es decir, se reparten entre los presentes y lo malo se va con ella, a la par que llega lo bueno en agradecimiento”, finaliza.

Alina, por su parte, barrerá su casa con una escoba judía. Hecha con partes de palma real, “el utensilio sirve para sacar el maleficio del hogar. Vas de atrás hacia adelante limpiando y, a mí, que soy muy espiritual, me gusta limpiar después con el agua de la bóveda, cascarilla y perfume. Eso me refresca la casa”.

Ya el 31, pinta con cascarilla un coco y lo rueda por toda la casa. “Es importante que el coco tenga agua. Lo llevas por los rincones para finalmente romperlo en la puerta, a las 12 de la noche”.

A día de hoy, muchos buscan un pedazo de carne pequeño para hacer la obra de la comida: “El trocito de chuleta te lo pasas por el cuerpo desnudo. Con este ritual se evitan accidentes, tragedias y enfermedades. Si no te ha ido bien, se lo ofreces a un perro; en otro caso, lo sueltas en la línea del tren y te marchas sin mirar atrás”, precisa el  babalawo Luis Cuní.

Cuní aconseja no complicarse: “Una buena ofrenda para hacer es, el 31, recoger las sobras de la cena de fin de año y sacarlas hasta las cuatro esquinas. No podemos olvidar, durante las festividades, servir un plato abundante de alimentos a los espíritus, siempre de primeros”, aclara.

Texto y foto: María Carla Prieto

 


 

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