Cuba: Rescatan perra abandonada en medio del monte

La perra, abandonada a su suerte, tenía el hocico amarrado. Sin poder comer ni tomar agua, sin poder siquiera gemir, estaba destinada a morir.

Bienestar Animal Cuba en Matanzas (BAC-Matanzas) reportó en las últimas horas el increíble rescate -y hasta milagroso si se quiere- de una perra que estaba abandonada en medio de un monte, y que según las imágenes divulgadas vía Facebook, tenía la mirada más triste del mundo en el momento en que los animalistas llegaron a donde estaba.

Según la red de protección animal en la isla, los hechos sucedieron así:

La suegra de un joven le pidió una vara para hacer una tendedera, pero el palo debía ser de una madera dura de esas que abundan en el monte. Así que el joven se adentró en una lejana zona rural de Gelpis, ciudad de Matanzas, para encontrar el palo necesario.

Por milagro puro, o pura casualidad, llegó a un lugar “donde yacía una perra pitbull, al parecer muerta”. Su hocico estaba amarrado, para impedirle que se pudiera alimentar; para impedirle que sus llantos lastimeros pudiesen ser escuchados.

“Se acercó y para su sorpresa el animalito estaba respirando. La abuela de su novia Merlis, la señora Gloria Ramírez, una mujer maravillosa, les pidió que fueran a pedir ayuda a nuestro activista y coordinador Manuel Osvaldo. Sin pensarlo dos veces fueron hacia aquel lugar y de más está decirles la tristeza y la indignación que les causó ver aquel animalito con un cuadro grande de desnutrición y deshidratación, sin fuerzas, solo con unos ojos color miel pidiendo ayuda”, narra BAC.

De inmediato se contactó con una veterinaria. La perra fue reanimada, y llevada a una casa.

La red de protectores pide ahora IVERMECTINA o LABIOMEC y DIFENOCONAZOL, un fungicida para tratar el hongo en la piel de la perrita.

Sin dudas, una vez curada, esta perra se convertirá en un animal fiel y eternamente agradecida por haber sido rescatada.

A pesar del daño que le infligió un desalmado, arrojándola a su suerte, en medio de un monte donde no encontraría ni agua ni sustento para alimentarse, iba a tener suerte ella de que a la suegra de Carlos Alberto -así se llama el muchacho que se la encontró- se le ocurrió hacer una tendedera.

Ariel P.

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