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Cuba: Precios y más precios confirman (des) ordenamiento monetario

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¿En Cuba hay un ordenamiento o un desordenamiento monetario? La gente anda como loca con los nuevos precios, calculando, viendo si el dinero alcanza.

Hasta Randy Alonso anda desorientado y dice que del dicho (lo que le contaron en la Mesa Redonda) al hecho (lo que él está viendo en la práctica), hay un buen trecho.

¿Han oído ustedes hablar del (des) ordenamiento monetario en Cuba? Al parecer es la puesta en práctica de la llamada Tarea Ordenamiento. Constatación en la realidad de que lo que se dijo no es precisamente lo que creímos o escuchamos. Y pasa ahora mismo de oriente a occidente, mientras los cubanos se cuestionan si el salario les alcanzará ahora un poquito más que antes, o menos; o si como dijo Marino Murillo servirá para comprar la canasta básica y un poquito más.

El Jefe de la implementación de la Tarea Ordenamiento nunca definió por las claras “cuánto” era ese “poquito”, pero si algo tenemos siempre claro los cubanos, los que nos quedamos y los que nos fuimos, los viejos y los jóvenes, es que la canasta básica siempre fue un poquito que nunca alcanzó para mucho. Ahora, al parecer, la cosa se ha puesto peor.

Un cubano, en Facebook, sacaba una cuenta práctica del antes y el después del ordenamiento monetario. Para ver si la cuenta le daba o no, tomó como base para el cálculo, una pizza. Y esto fue lo que dijo:

Más claro ni el agua.

¿Insuficiente? Otros ejemplos tal vez lo ayuden a entrar en razonamiento. Vamos a hablar de precios por productos y servicios controlados por el Estado. Nada de precios de alimentos regidos por la ley de la oferta y la demanda.

El “nuevo precio” del pasaje del transporte público es de 2 pesos, cinco veces lo que costaba hasta este jueves. En ello entran los ómnibus del servicio público, “normal”, el que costaba antes 40 centavos de CUP, y habría que sumar también los llamados taxis ruteros, que ahora cuestan cinco pesos, según el testimonio dado a 14ymedio desde Cienfuegos por Margot Martínez, una maestra jubilada de 68 años.

Aprender a vivir con los nuevos precios, calcular cosas que antes no se calculaban, obliga a las personas a establecer lógicas comparaciones con cómo estaban las cosas “el año pasado”; ahora con la preocupación de si alcanzará el dinero o si tendrá que sacar dinero de los ahorros con más frecuencia.

El triste panorama, el miedo, la desconfianza y el estrés, hasta conspira con el feliz cálculo, como le sucedió a este habanero, Mandy, que en un acto de compra venta de moneda, perdió hasta 90 CUC por un mal cálculo y resultó víctima -dice- de un estafador.

Otro que se siente estafado es el conocido Randy Alonso. Ayer, en Cubadebate, Randy descargó con los que al parecer “lo engañaron”. ¿Quiénes lo engañaron? O los mismos que él invitó a su programa de la Mesa Redonda, u otros funcionarios de mayor rango, o gerentes, cuadros, funcionarios de menor jerarquía, que decidieron por su cuenta no aceptar el CUC en sus establecimientos a partir de este 1ro de enero y hasta junio, como “se había dicho”.

Si alguien sabe lo que se ha dicho es Randy, que ha escuchado como ninguno, como testigo de primera mano, con ensayo previo y todo antes de iniciar “La Mesa”, de todos estos cambalaches en los que ha metido el Estado al pueblo cubano.

Sin embargo, Randy, al igual que Lazarito Manuel Alonso -no son familia, aclaro- chocaron contra el muro o fueron mordidos por el mismo perro de siempre, lo que ahora con el collar del ordenamiento monetario puesto.

Tampoco Randy Alonso fue el primer empleado de la prensa oficialista en cuestionar públicamente la unificación monetaria, ni el más molesto. También Yelaine Martínez Herrera, periodista del Periódico 26 en Las Tunas, salió a la manigua de Facebook blandiendo el machete de su lengua contra la situación de los precios en Cuba. Su post, bastante “interesante” por cierto, habla de cuestiones claves como esta: se ha afectado a los ciudadanos; sobre todo en su confianza, en la que poseían sobre los medios y el gobierno.

Todo lo visto, escuchado y leído, pita de precios del helado recogida -y otras, como la de la electricidad- confirman que se improvisa sobre la marcha con este ordenamiento monetario.

Ariel P.

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