Cuba maneja su internet como Rusia y China

El oficialismo en Cuba ha dotado de internet no solo a los medios estatales, sino también a sus trabajadores más fieles para hacer el contrapeso informativo.

Para nadie es un secreto que el gobierno de Cuba mantiene desde hace años un férreo control de la información en la isla.  Ya no se trata de los medios de comunicación tradicionales. Cuba ha dado un paso adelante, y maneja la internet a su antojo; o más bien a semejanza de China y Rusia. Incluso de Venezuela.

La teoría no es siquiera propia. Los medios de comunicación han sido reconocidos desde hace muchos años atrás como “el cuarto poder”, y en hechos socio-políticos recientes en América Latina y Centroamérica hemos visto como el apagón informativo contribuye más que nada a tergiversar la realidad. Cuba, aunque isla, no está exenta de eso. De hecho lo ha practicado y con más fiereza.

Uno puede creer que con la llegada de la internet hay una apertura en Cuba de la información. Y sí, en parte sí; pero los hechos relacionados con el Movimiento San Isidro y sus implicaciones posteriores -Movimiento 27N, 27Ene, huelga de hambre de Luis Manuel Otero Alcántara, secuestro de Luis Manuel Otero Alcántara- han demostrado que para evitar que se filtre a la luz pública “en vivo” los métodos mediante los cuales el gobierno maneja estos asuntos de oposición, nada como “apagar el interruptor”; ese que da acceso libre a la internet en Cuba.

El gobierno de Cuba ha anunciado que aproximadamente un 70 por ciento de los cubanos tiene, de un modo u otro, acceso a internet. Una opción incómoda para el Partido Comunista, a la cual siempre se opuso Fidel Castro Ruz, y que tiene todavía en José Ramón Machado Ventura su más fiel opositor.

Cuentan los que saben que Cuba siempre estuvo preocupada -y mucho- tras las reuniones de Miguel Díaz-Canel y otros dirigentes cubanos con los ejecutivos de Google que visitaron la isla. Los acuerdos que se alcanzaron jamás se revelaron.

Eso sí: “Machadito” no confía en las http. Ni siquiera en las https. Para él, veterano dirigente del PCC en Cuba, la internet es como la Medusa o la Hidra de Lerna. Nada que venga “de enfrente” y regalado es bueno, y como tal ha hecho e influenciado como ha podido para que se establezca, al menos, un control sobre la internet en Cuba.

Porque, claro, se amenaza directamente su monopolio sobre la información y, por ende, su control político sobre la sociedad cubana.

Para hacer contrapeso a esto, el oficialismo en Cuba ha dotado de internet no solo a los medios estatales, sino también a sus trabajadores más fieles. El flujo informático se ha extendido a jóvenes integrados, que parecen trabajar precisamente en eso.

Ningún salario “nacional” garantiza la conexión 24 horas a la red de redes; pero ahí están los “ciberguerrilleros” -o ciberclarias, como se les llama- usando esa ventana en vivo para transmitir su mensaje, y exaltar los “logros del socialismo”, a la vez que contrarrestan las protestas antigubernamentales y huelgas de hambre de artistas y activistas disidentes, y que por lo general culpan de todos los problemas internos al bloqueo norteamericano.

Apagar, manipular, contrarrestar la voz de los disidentes cubanos antigubernamentales, y controlar su acceso al mundo, que por lo general incluye a sus compatriotas conectado dentro y fuera de la isla, es un método ampliamente utilizado en Venezuela, China y Rusia, Bielorrusia, para controlar la subversión político-ideológica.

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Los huecos que han dejado abiertos cada vez están más en la boca de los dirigentes políticos de esos países para ponerles un tapón. Es por eso que vemos cómo, cada vez más a menudo como Bielorrusia apaga la internet para evitar la coordinación de sus ciudadanos en las protestas. O cómo China o Rusia buscan sancionar a Facebook y Twitter, principalmente, dentro de sus fronteras.

Cuba, que parece no tener peso jurídico internacional para “sancionar a Facebook”, ha optado además por desarrollar una feroz ofensiva no solo en la internet, sino también en los medios estatales, donde han intensificado en los últimos seis meses, la sarta de publicaciones en la prensa escrita contra los activistas y disidentes.

La peor parte, o mejor dicho, la voz cantante visible en este proceso de depuración informativa la lleva la TV Cubana, que ha encontrado un pelele que ponga la cara y reciba los palos: Humberto López.

Descalificar a los disidentes y críticos nacionales y catalogarlos como “mercenarios pagados por el imperio” y que reciben directamente financiamiento del Fondo Nacional para la Democracia de Estados Unidos o del Instituto Nacional Demócrata, es la vieja estrategia de antaño, de la época en que no  había internet en Cuba, y los cubanos tenían que conformarse con lo que leían o veían en la televisión.

La realidad ahora es bien diferente. Hay internet en Cuba, pero como ya está demostrado, depende de un “interruptor” que el gobierno puede manejar, y de hecho, maneja a su antojo.

Ariel P.