Cuba, el gobierno torpe que cree “aún estamos en los 60´”

El gobierno de Cuba cree que aún puede gobernar como hacía hace 60 años; pero la juventud cubana no aspira a sacrificarse; sueña con irse.

Un periodista cubano, amigo personal de este redactor, uno de esos que ya peina canas y que alguna vez sufrió de cerca las diatribas del poder en la isla, en los años en que era apuntador de la bolita -perdón, periodista asignado al Consejo de Estado en Cuba- aseguraba en conversación telefónica esta mañana que a él, para nada, le ha sorprendido la torpeza del gobierno de Miguel Díaz-Canel.

Según su teoría, es difícil gobernar teniendo detrás todo un aparataje político creado a partir de razonamientos teóricos y hasta filosóficos si se quiere, más propios de la época de la Guerra Fría; años esos en que había dos polos claramente opuestos y definidos. Antagónicos a más no poder.

Con vergüenza más que nada, el amigo asume que a Díaz-Canel le es difícil moverse en estas aguas “millennials” del siglo XXI, teniendo a muchos de la vieja guardia vigilándole y dándole el soplo a Raúl Castro, cuyo interés en que la memoria de su hermano no sea mancillada -entiéndase: no se venga abajo la obra de la Revolución- es más que notoria.

Con gente así, con dinosaurios como José Ramón Machado Ventura y Ramiro Valdés Menéndez, que todavía creen firmemente que la CIA está detrás de cada tornillo o tuerca que viene de los EE.UU., es imposible salir adelante, arguye este hombre, próximo ya a cumplir los 75 años.

Su razonamiento parte de una realidad incuestionable: ya no se gobierna, en ningún país del mundo, como se gobernaba hace 60 años.

“Hace 60 años no había internet ni redes sociales. Había apenas televisión. Muy poca radio. La gente no solía andar por la calle con cámaras fotográficas. Hoy en día, una violencia policial, un asesinato por parte de la policía, en cualquier país del mundo, que sea grabado y subido de inmediato a Internet, puede convocar manifestaciones al otro día. Y cuando hablo de manifestaciones, hablo de miles de personas, no de cuatro gatos”, reflexiona.

La idea de que el gobierno cubano cree que puede gobernar ahora como lo ha venido haciendo durante 60 años, contrasta con los intereses de la mayoría. Incluso contra los emigrados.

“Antes los expulsados no valían nada; hoy, aunque fuera, todos tienen derechos para participar en los procesos políticos sociales del país que dejaron. Todos, excepto Cuba.”

El gobierno, afirma él con total conocimiento de causa, cree que incluso puede controlar y ganar en la internet, un terreno baldío donde, un chico de 14 años con un celular en la mano puede paralizar una fuerza policial. A lo héroe de la plaza de Tiananmen.

A él -y a mí- lo que más nos preocupa y asusta es que esa gente, está firmemente convencida de que sí, que con viejas mañas, poniendo remedios y quitándole presión a la olla a cada rato, Cuba, tal como se concibe hoy en día, llegará al 2100.

Es imposible, pienso,  que los cubanos continúen con el mismo gobierno que hace 60 años atrás pensaba una cosa y hoy piensa otra. Una fuerza dirigente que, como tabla en mar embravecido, se mueve a merced de las olas de la política internacional.

“La juventud cubana no aspira a sacrificarse; sueña con irse”, le digo.

Él aspira a que un día la gente abra los ojos y descubra que vivió en una inmensa burbuja, donde a menudo un pequeño pero contundente post en Facebook puede hacer la diferencia entre, volver a ver a tu madre en Cuba, o no verla nunca más.

Sí, porque también pueden regularte aunque vivas fuera y no dejarte entrar jamás a Cuba.

Ariel P.

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