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Cosen y abotonan vestidos para imperios de la moda por once centavos la hora

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El diario Digital Sevilla ha publicado esta mañana un artículo que refleja un fenómeno que ha estado cobrando mucha fuerza en el mundo actual: el de la esclavitud moderna.

En este caso no se trata de médicos prestando sus servicios en otros países y devengando el 20% de lo que el gobierno de ese país paga por ellos; tampoco de recolectores de café en Guatemala ganando centavos por un producto que luego en los EE.UU. se vende con increíbles ganancias; se trata de niñas y mujeres cosedoras, que ganan once centavos de dólar, por hora, por coser esos vestidos de moda internacional cuyos precios son escandalosamente altos.

Según el Digital Sevilla, coser las prendas de las multinacionales occidentales es la labor de estas mujeres, como parte de todo un grupo gigante de personas a nivel mundial que son explotados; aunque sin latigazos. Gran beneficio para las grandes empresas multinacionales. Por eso muchas se van de Estados Unidos, a otros países, a fabricar autos y pagar menos.

Niña cosedora

foto tomada de Digital Sevilla

Un estudio realizado encontró que las condiciones laborales de las empleados en la industria textil en el tercer mundo abarca casi más de 12 millones de personas – en su mayoría mujeres – que se dedican desde sus hogares a coser ropa para la gente del jetset, por 11 céntimos de euros por hora.

Realizado por el Centro Blum para Economías en Desarrollo de la Universidad de Berkeley, en California, el informe  establece que la mayoría de esas personas pertenecen incluso a etnias “que han sufrido represiones históricas.”

El director del estudio, Siddaharh Kara, asegura que el objetivo de este fue el de “revelar las condiciones en las que trabajan estas empleadas con la esperanza de que los gobiernos, las compañías y las ONG puedan coordinar una solución a esta explotación laboral”. En el informe, que titularon “Prendas Manchadas”, se dice que estas trabajadoras que trabajan bajo régimen de explotación, “son las encargadas de dar los retoques finales a las prendas (abotonados, bordados o abalorios) de las “principales marcas de moda occidentales”; entiéndase Gucci, Versace, Chanel, DKNY, y algunas otras.

En su mayoria, son mujeres esclavizadas pertenecientes a un sector invisible, subcontratado, sin nóminas, residentes en campamentos laborales, alrededor de las enormes fábricas textiles de la India“, dice Digital Sevilla.

Absolutamente ninguna de las empleadas tiene seguro médico, y nadie pertenecía a sindicato alguno, o recordaba haber firmado un acuerdo laboral por escrito”, según las conclusiones del estudio, que revela además como son penalizadas “si no entregan las prendas a tiempo”, y asegura que muchas de esas mujeres y niñas cosedoras, “pasan semanas encerradas en casa sin parar de coser sufriendo problemas físicos como dolores crónicos de espalda o visión borrosa.”

La meta es abotonar entre 400 y 500 prendas al día, “tres o cuatro veces más de lo que es humanamente posible” según expresa Gutam Kumar Mahanty responsable de la ONG Aajeevika Bureau.

El estudio recomienda a las compañías occidentales que investiguen estas subcontrataciones, pues de no hacerlo, la explotación continuará.


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