Cuba
Controversia por cartel de arrendatario rompe la soga por el lado más débil
Lo lógico es que fuesen diferentes carteles; pero se orientó “de arriba” poner el mismo cartel y ahora la tranquilidad de algunos se ha visto vulnerada.
Imagínese que a Usted lo obliguen a colocar en la puerta de su casa o en la pared, justo al lado de la puerta, un cartel que incite a los viandantes necesitados de un cuarto para dormir o sostener relaciones amorosas a tocarle el timbre. Que lo despierten a las 3am y le digan: “Puro, ¿tiene un cuartico ahí para matar la jugada?” y que Usted no rente cuartos ni para matar jugada ni para matar mosquitos o cucarachas.
Pues eso es lo que está sucediendo en Santiago de Cuba, donde se ha obligado a las personas que arriendan espacios dentro de sus viviendas – NO HABITACIONES – a colocar un cartel de Arrendatario en Moneda Nacional, similar a aquel que sí alquila habitaciones.
Por supuesto que tan irracional proceder tiene a los dueños de estos espacios con los ánimos crispados. Que te estén tocando a la puerta constantemente para solicitarte un servicio que tú no ofreces es más molesto que si un borracho te tocase en la puerta durante los festejos carnavalescos para solicitarte le permitas pasar al baño.
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Sin embargo, a los encargados de hacer cumplir la medida les importa bien poco buscarle una solución que no sea tan salomónica. Ellos están para cumplir las órdenes que han venido “de arriba”, y el afectado que se las apañe como pueda.
Conspira además contra el buen funcionamiento de un Estado de Derechos, que la medida más que concertada fue impuesta a rajatabla, explica el periodista José Roberto Loo Vázquez en Cibercuba Noticias.
“Le pregunté a la señora (de la ONAT) que nos atendió el porqué de tal medida, y no supo explicarme. Le pregunté por qué debía ser ese logo que ya estaba asociado a otro tipo de patente, y tampoco me supo explicar. Le pregunté si no se pondría otro en el futuro, o qué pasaría si la gente empieza a confundir los espacios con cuartos de alquiler…, otra vez no supo responder”, expresó una mujer que reside en el reparto Sueño.
Su sobrina, que sí acató la orden, está sufriendo las consecuencias.
“Enseguida los breteros del barrio comenzaron a hacer fábulas. Segundo comenzaron a tocar gente a toda hora buscando el cuarto de alquiler, que si tenía comida, cerveza, que si la hora era a 20 CUP…, en fin a mi sobrina la casa se le ha vuelto una locura. Ya le dije que pusiera otro cartel debajo que dijera que no es alquiler de habitaciones”, sentenció la mujer.
Lo más lógico es que se hubiese utilizado otra tinta para diferenciar “los alquileres”.
Probablemente la justificación de no haberlo hecho así, como dictan las sacrosantas leyes de la lógica, recaiga en el embargo; que ya sabemos que en Cuba, cuando no hay algo, el culpable es uno solo. Sin embargo, creo que un poquito de bijol, unas gotas de violeta enciana, hojas machucadas hubiesen dado un colorcito amarillo, naranja, violeta o verde, muy diferente a ese rojo que confunde tanto a la gente necesitada de un cuarto para dormir, como a ardorosos mancebos necesitados de dar y recibir caricias.
por Roberto A.
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