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Cuba

“Con tu mamá no se puede hablar porque es una gusana”

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No hay palabras que describan qué puede sentir un niño de 8 años si su maestra llama gusana a su mamá

Una madre cubana denunciaba hace pocas horas en redes sociales la respuesta que dio la maestra a su hijo, de tan solo 8 años: “Con tu mamá no se puede hablar porque es una gusana”.

El pequeño, que cursa actualmente el tercer grado de primaria, está dejando de asistir a la escuela en el horario de 2:30 pm a 4:30 pm y la “educadora” quiso saber por qué. El menor solo respondió: “Maestra, eso tiene que hablarlo con mi mamá”.

Y fue justo en ese instante cuando debió escuchar la frase -poco apropiada para alguien que debe educar- en la que se acusaba a su madre de gusana. El calificativo es usado en Cuba desde hace mucho ya para insultar, excluir, a todos aquellos que no comulgan con la llamada Revolución.

Como es natural, el niño llegó a casa llorando. Y la mamá debió acudir a la escuela para aclarar el porqué de la ausencia de su hijo en las sesiones de tarde.  Ella argumenta que con las nuevas medidas en el país, los particulares ya no venden nada y casi todo debe ser comprado en moneda libremente convertible. No le alcanza entonces para que su hijo lleve merienda mañana y tarde, y por eso no lo lleva de 2:30 pm a 4:30 pm.

Más allá de que sus razones resulten o no convincentes -de acuerdo con el criterio de algunos- los maestros están para enseñar, y nunca debería la ideología interferir. Aunque es sabido que en Cuba la educación está bastante plagada de adoctrinamiento.

Hace pocos días otra madre, también en redes sociales, se preguntaba cómo asumir la merienda de sus hijos en medio del incremento de los precios. Decía en un fragmento de su post: “el gobierno habla de los niños de Cuba con gran orgullo y se manifiesta que los niños son la esperanza del mundo, como diría José Martí. Es una pena que mis hijas a partir de mañana no vayan a clases hasta tanto el gobierno no le dé una respuesta a mi caso , ya sea con una ubicación laboral o con una ayuda que me permita como madre suplir las necesidades básicas para que mis hijas se incorporen nuevamente a sus estudios. Realmente no tengo cómo pagar $28 diarios, ese es el gasto entre merienda y transporte para que mis hijas estudien”.

Neus Francino



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