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Cuba

Cobros de la corriente eléctrica: trucos y alianzas

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Por Vladia Rosa García

Los encargados de los cobros de la corriente eléctrica hacen acuerdos con quienes tienen más poder adquisitivo. Otros cubanos salen afectados

“Esto no tiene para cuando acabar”, se queja un jubilado al salir de una de las oficinas de la Unión Nacional Eléctrica. Sucede que su contador lleva varios meses marcando el triple del consumo y aún no le dan respuesta. Al parecer tampoco esta empresa estatal está excepta del mal funcionamiento.

Lectores-cobradores es el nombre que recibe la plaza del encargado de marcar la factura de la luz de las casas en Cuba. No siempre las lecturas del contador están en consonancia con la realidad; mientras mayor poder adquisitivo del cliente mejores alianza con estos trabajadores.

“No podía seguir pagando hasta mil pesos de corriente y menos vivir sin mis comodidades. Un amigo me dijo cómo hacer para resolver este problema. Son 15 CUC mensuales más la mínima cuota oficial que nunca excede los 30 CUP”, explica una vecina de la calle Dolores, en el municipio 10 de Octubre.

El gasto de los electrodomésticos, los aires acondicionados y las luces prendidas durante toda la noche pueden disparar el consumo eléctrico de los hogares. Hay quienes se niegan a renunciar a los lujos de su domicilio y antes de pagar cifras exorbitantes llegan a arreglos con los cobradores. “El reloj nunca marca más de 26.50 CUP. Llevo dos años en esto y no he tenido líos con nadie. Es como un acuerdo mutuo, ganamos ambas partes. No le hago daño a nadie, eso no es un delito mayor. Solo es para que mi familia disfrute y vivir mejor”, comenta Luis Alberto, un trabajador por cuenta propia.

El goce de unos es el fastidio de otros. Para poder cubrir estos arreglos se efectúan “trabajos sucios” en las viviendas donde menos se gasta. Varias han sido las quejas relacionadas con el tema. Luis es un hombre que vive solo y en su departamento solo tiene una arrocera, la olla reina, dos ventiladores y el frío. “Hace dos meses me vino 200 pesos, cómo va hacer eso posible si me paso el día en la calle”. Se comprobó que era un error, pero de inicio tuvo que pagar el monto en el plazo fijado por la la Unión Nacional Eléctrica.

“Lo mío fue mala lectura, un simple error que me costó 340 CUP mensuales por gusto. Después me dieron una parte del dinero, pero el daño ya estaba hecho”, refiere Lourdes, quien sufrió una situación parecida. “Si no tengo aire, cómo voy a tener dinero para pagar tanto de corriente”.

El proceso burocrático y los distintos canales por los que pasan las demandas cada vez son más engorrosos. “Eso lo sabe todo el mundo, como si hoy dabas 1500 CUP ahora das 30, es ilógico. Ellos no son tan bobos”, declara una señora cansada de tantos malos pasos.

De decisiones erróneas y molestias está llena la cotidianidad del cubano. Las malas prácticas conviven con el trajín diario y la lucha continua. Algunos solo quieren vivir mejor, otros apenas exigen un mínimo de respeto. Pero, en realidad, ¿a quién le importa?

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