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Cuba

Cobra auge la práctica del spinning en Cuba, a pesar de los precios

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Por Flavia Viamontes

Música, movimiento, esfuerzo, sudor, gritos motivacionales… todo encima de una bicicleta estática pero diferente a la que estamos acostumbrados. Es el spinning, esa fortísima forma de entrenamiento físico que está en auge en La Habana, al mismo tiempo que proliferan los gimnasios privados.

La práctica se ha hecho tan popular que incluso se organizó en años anteriores maratones independientes de la disciplina.

Dirigidos por un monitor que anima el grupo, el spinning es también hoy una de las formas de entrenamiento más cara, no apto para el deprimido bolsillo del cubano medio.

Cada clase de aproximadamente 45/50 minutos tiene un valor de dos CUC. Y los salones pueden tener hasta 20 bicicletas, o menos. Y casi siempre están llenas.

Mujeres, hombres, jóvenes, adultos… Cubanos de cualquier edad han encontrado en el spinning una forma de cambiar su vida, eliminar la grasa del cuerpo, superar el estrés diario o moldear una buena figura.

Spinning en Cuba

Foto: Flavia Viamontes / Cuballama

El trabajo en Odacycling, en el Vedado capitalino, se adapta a los gustos de la isla e incorpora música de todo tipo en un ambiente casi que de fiesta y muy saludable.

“Resistencia cardiovascular, entrenamiento de velocidad y trabajo a intervalos de alta densidad”, según explica a Cuballama su profesor principal. “Se combina  –dice– el trabajo anaeróbico con el aeróbico”.

El spinning engancha, principalmente porque se suda y se trabaja mucho, es divertido y motivante.

A todo ello se une la buena y contagiosa música seleccionada perfectamente para alejar el estrés y el ambiente acogedor de cada local: aire acondicionado, grandes espejos, juego de luces.

Pero lo que más golpea son los altos precios. Cuando indagamos al respecto, los dueños de varios de estos centros manifiestan que además de ser una actividad nueva y con demanda, se le suma el alto costo de las bicicletas y el desorbitado proceso de importarlas hacia la isla. Dinero, esfuerzo y acopio de paciencia…

Tonificar su cuerpo y sentirse feliz, es absolutamente lo que buscan todos los que acuden a estos gimnasios.

“¡Pura adrenalina, energía y un detonar de los sentidos. Sentirme libre y con súper poderes. Eso es para mí hacer spinning!”, confiesa Rebeca, una de las asiduas al Odacycling.

Y como en casi todas las esferas, en este negocio también contrasta la combinación propiedad privada vs estatal. A pesar de tener precios idénticos, el gimnasio del Club Habana, por ejemplo, va hoy en franca decadencia.

En el residencial Club Habana, gestionado por el grupo estatal Palco, el Fitness Center cuenta con gimnasio, servicios de masajes, hidromasajes, sauna, jacuzzi  y también un salón de spinning.

El espacioso lugar, dotado de enormes espejos, TV, climatización, luces y con espacio para alrededor de 20 bicicletas, de las cuales hoy quedan apenas cuatro en pie. “Se fueron deteriorando una a una y a nadie le importa”, comenta Yaimara, mientras espera que otra alumna termine su sesión para subirse a una de las bicis sobrevivientes.

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