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Iba a cita amorosa “a ciegas”, pero las cosas le salieron mal

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Se suponía fuese una cita a ciegas, pero terminó con la víctima en el hospital. El otro lo atacó, lo metió en la bañera e intentó serrucharle las manos.

Que una cita amorosa a ciegas funciona para algunos y para otros no, es un hecho real; que los sitios online para concertar citas, funcionan, es verdad; que las aplicaciones allanan el camino de los tímidos… también, pero lo que le pasó a este adolescente no es lo que precisamente tú esperarías cuando por fin decides romper el hielo y encontrarte, por primera vez, con esa otra persona que del otro lado del teléfono o el ordenador te promete villas y castillos.

Holden White pudo sobrevivir a un feroz ataque presuntamente a manos del chico que conoció, días antes, a través de la aplicación Grindr.

El adolescente, residente en Lafayette, Louisiana, según cuenta el diario norteamericano The Sun, vivió una auténtica pesadilla por salir con vida de lo que él, en un principio, juzgó como el comienzo de muchas noches al lado de Chance Seneca, de 19 años de edad.



White afirma que el primer encuentro con Seneca -el 20 de junio de 2020- era no tanto una cita sino “un encuentro” para jugar videojuegos, pero Seneca al parecer tenía otras intenciones. Y no tan buenas que digamos.

En un momento de la noche, dijo White al diario, Seneca se paró y atacó a White por la espalda. El ataque fue tan brutal que White perdió la visión y el conocimiento.

Cuando despertó no recordaba nada de la noche anterior, pero se vio desnudo en una bañera y a Seneca encima, con una sierra en la mano, aserrándole una de las dos muñecas.

Dice que sus últimas palabras fueron: “Mantén la calma”.

Despertó tres días después, en un hospital. Estaba entubado y con la mayor parte del cuerpo vendado.

El propio Seneca habría llamado a la policía confesando un presunto crimen. Cuando la policía llegó al lugar, creyendo que Seneca lo había matado, White estaba aún con vida; desnudo aún, y envuelto en un charco de su propia sangre.

Siete meses después, su mano izquierda aún está entumecida. La derecha, por suerte, tiene completa movilidad. Afortunadamente Seneca no pudo serruchar sus muñecas.

Tras hacer pública su historia, numerosas personas se unieron en una recaudación de fondos para ayudarle a cubrir los gastos médicos. White ya reunió 100 mil dólares, pero preferiría no haber vivido la amarga experiencia que casi le cuesta la vida, por algo tan simple como una cita a ciegas.

Según The Mirror, Seneca permanece en la cárcel de Lafayette Parish por un cargo de intento de asesinato en segundo grado.

Ariel P

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