Cultura
Cimafunk y Luis Silva juntos, una foto a favor del arte popular
Como quien no quiere las cosas, porque tal vez de hecho nunca lo pensó así, el humorista Luis Silva (Pánfilo) se retrató en las últimas horas junto al cantante de moda en Cuba ahora, Cimafunk, y le dio una soberana patada al Decreto 349; a fin de cuentas, ¿existe algo más empírico y popular que un humorista? ¿en qué academia se enseña a hacer humor? Y ojalá pudieran atestiguarlo aquí, ahora, Bernabé, Carlos Monctezuma, Álvarez Guedes, Carlos Ruíz de la Tejera, Pototo, Filomeno, Paco y Rita; Nananina, Candita Quintana y la mejor de todas las alcaldesas que tuvimos: Remigia, nuestra María de los Ángeles Santana. , Todos empíricos, ya fallecidos.
O estos otros vivitos y coleando: Virulo, Churrisco, Ulises Toirac, Boncó Quiñongo, Nelson Gudín, Mariconchi, muchos profesionales de cualquier ingenieria y hasta de lengua rusa, o de cualquier otra ciencia o literatura menos de actuación.
Se nace humorista, esa es la verdad. Y al hacer una obra buena, al ganarte el respeto del público, se es artista. No chistoso. No comediante. Humorista es otra cosa por encima.
Desconozco si la evaluación viene cargada de juicios formales sobre el chiste en sí. Supongo que a un buen inspector cultural le bastaría escuchar par de chistes buenos, nada de pinareños o gallegos, o xenofobia y racismo, y el humorista estaría aprobado.
Lo interesante de esta foto es que en momentos en que el Decreto 349 aun da – como pez en pecera – sus buenas bocanadas de aire contra el cristal, a Silva, un humorista más que probado y muy probablemente el más popular de nuestros humoristas actualmente le dio la idea de retratarse junto a otro empírico, que reconoció hace apenas unos días a la Revista Vistar Magazine no saber nada de música, no haberla estudiado, y sin embargo afortunadamente su llegada a los escenarios cubanos aconteció en momentos – digamos – de mayor libertad en el pensamiento, de menos cerrazón “evaluativa” y que hoy, gracias a eso que llaman talento, está de boca en boca como un fenómeno musical.
¡Qué bueno que ya están evaluados ambos! ¡Qué bueno que ya ambos están curtidos en los escenarios! ¡Qué bueno que ya tienen su público y que, en el caso del primero, hasta un presidente norteamericano se sentó a jugar dominó a su mesa!, porque la verdad es señores que en otros momentos del arte en la isla, un artista negro, sin camisa – como ya hemos visto y disfrutado a Cimafunk – trepado en un escenario, y un humorista criticón de la realidad cubana, no hubiesen pasado de las primeras páginas en el libro de Heberto Padilla. Seguramente los hubiesen parametrado a la primera.
Y de eso quería comentarles. La foto de portada es solo un pretexto para reflexionar.
por Roberto Lamelo