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Cuba

Cayeron “rayos y centellas” en dulcería espirituana por los precios

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De un modo en apariencia “chistoso”, un medio oficialista caracterizó la molestia palpable de los cubanos ante la subida desproporcionada de precios en una panadería y dulcería espirituana que tuvo que rectificar, porque pocos querían comprar un panqué a 30 pesos.

Como ocurrió con tantos de los cambios que aplicó el gobierno cubano con el ordenamiento monetario que empezó el primero de enero de este año, una panadería y dulcería espirituana tuvo que rectificar porque le cayeron “rayos y centellas”. Así denominó el periódico Escambray a la justificada molestia de los habitantes de ese territorio, que vieron como algunos de los productos más codiciados subían hasta seis veces de precio.

“Al ver los rayos y centellas que cayeron sobre la dulcería-panadería El capuchino, de Sancti Spíritus, por la venta del panqué a 30 pesos a comienzos de año, la administradora de la panadería-repostería de Olivos I, Neysi Quintero Serrano, no se ha arriesgado a poner sobre el mostrador ni uno solo del tan mediático producto”, describe el periodista Enrique Ojito.

La oposición de los espirituanos, que calificaron como “abusivo” el valor inicial aprobado, generó otro cambio de precios, que ahora es de 15 pesos, más “asequible” aunque sigue siendo tres veces mayor.

Incluso, el medio cuenta la historia de una persona que afirma que” garantizarles la merienda [a sus niños] es un dolor de cabeza. De 5 a 30 pesos; [Marino] Murillo dijo que los precios aumentarían 1.6 veces. Apretaron”.

La molestia popular obligó a los directivos de la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria (EPIA) a repasar la ficha de costo del panqué de la discordia y de una veintena de productos.

Octavio del Rosario Argüelles, director de la EPIA, justificó que la subida de precios en la dulcería espirituana y otros establecimientos se debe al “el valor que tienen las materias primas con que trabajamos (…) A eso súmele el salario, que se incrementó alrededor de 10 veces en el caso de los primeros grupos de la escala salarial”.

Pese a los “rayos y centellas” que forzaron a revertir lo hecho, resulta curioso que el “especialista” afirmara que trabajaron “como debe hacerse. Aquí hay mucho tiempo dedicado a determinar los precios para tratar de beneficiar a la población; esos precios fueron revisados por los organismos competentes, como Finanzas y Precios”.

Ojito se “asombra” porque la revisión dio como resultado que muchos de los productos bajaran y se pregunta: “¿Los precios iniciales clasificaban o no entre los denominados abusivos?”.



Incluso, por esta misma causa una panadería-dulcería ubicada en el 12 plantas de esa ciudad cubana tuvo que producir menos que tiempo atrás y dejar de hacer el panqué, por temor a que, como ha sucedido allí y en otras de la provincia, muchos no compren más dulces.

Tanta fue la molestia con los mencionados panqués que en la muy criticada El capuchino, cuando costaban 30 pesos, tuvieron unas 1000 unidades dos días en el mostrador, sin que se agotaran, cuando anteriormente unas 2000 se esfumaban en tres o cuatro horas.

Esta situación de la dulcería espirituana y otras llevaron al periodista a concluir que “faltó más hondura en la formación de determinados precios”, cuando en realidad, lo que parece que escaseó fue una planificación ajustada a la realidad de gran parte de los cubanos.

Julio Linares

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