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Cuba

Buena noticia para bailadores: reabrirán en julio los Jardines de la Tropical

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Los cubanos vivimos bailando. No podemos evitarlo. Y hay sitios que son referentes cuando se trata de pasarla bien tirando unos pasillos: es el caso de los Jardines de La Tropical, en La Habana.

Un artículo publicado en el sitio digital La Jiribilla trae la buena nueva de que los Jardines de La Tropical “volverán a tener su esplendor para julio del 2019, como parte de la celebración del quinto centenario de la capital cubana”.

El periodista Rafael Lam cuenta que la información la dio a los medios de prensa Esteban Lazo, presidente del Poder Popular de la ciudad. “Era inaudito que se dejara al abandono una construcción histórica que propició a los inmigrantes, criollos y nativos de Cuba, encontrarse con el baile popular, el arte más querido que une con la patria”, apunta Lam.

Los Jardines de La Tropical

Ensueño, La Cúpula, Templo Indio y Mamoncillo fueron bautizados los salones que conforman los Jardines de La Tropical, y que se construyeron en 1904.

El catalán Ramón Magriñá, conocedor de la arquitectura paisajista, diseñó los salones de La Tropical respetando la conexión con la naturaleza. Los Jardines están localizados en las márgenes del habanero río Almendares.  Magriñá se “apoderó” de grutas, pasajes entre grandes rocas, árboles centenarios y el agua del río. Según el portal digital www.rutacuba.com, “bancos, escaleras, barandas, cúpulas y torrecillas se mezclan con las plantas en un alucinante juego de formas. Consiguió tales texturas con cemento gris que las columnas recordaban troncos y algunas cubiertas parecían hechas de guano”.

El músico cubano Antonio Arcaño contó al periodista que “esos salones pertenecían a cerveceros que aprovechaban todos los salones para promover su cerveza Tropical, era algo muy acogedor, como debía ser el servicio al cliente. La entrada a los salones era de un peso (equivalente a un dólar), el costo de la bebida era de diez centavos la botella de cerveza y 3.20 el de barril completo. También se vendían empanadas para degustar la cerveza fría. Algo muy peculiar, el bailador cubano era muy elegante, aunque estos salones al aire libre servían para que la gente fuera más espontánea, sin frac, ni vestidos lujosos. Todo era muy deportivo. Ya en los bailes de gala, se utilizaban los trajes de dril cien, hacendado, guayaberas de hilo, zapatos de dos tonos de glasé, sombrero de jipi japa, vestidos de piqué, olán de lino”.

El texto de La Jiribilla detalla además que los Jardines de La Tropical cuentan con una capilla dedicada a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. Allí se realizaron las primeras bodas entre blancos, negros y mestizos.

 


 

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