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Cuba

Villa Clara: Libreta de abastecimiento como pepita de oro

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Cola, libreta de abastecimiento y bodega son como la Santísima Trinidad en Cuba. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Sobre todo en Villa Clara.

La libreta de abastecimiento en Cuba parece que surgió para quedarse; para que los cubanos naciéramos con ella, casi que bajo el brazo, y ser enterrados en el Reparto Boca Arriba con ella en el bolsillo; en el ataúd. ¡Y qué lo diga Pánfilo!

Justo cuando soplaban vientos -plataneros, pero vientos al fin- para la desaparición gradual de la libreta de abastecimiento, la misma ha recobrado la importancia de antaño y hasta los artículos en divisa, que nacieron separados de esta por las sacrosantas leyes del mercado, ahora se han visto atados a este trozo de cartón con hojas cuadriculado que, antes, llegaba a diciembre con bastantes garabatos en sus hojas pero, con el tiempo, quedó marcado solo con los cuatro fantásticos: arroz, sal, pan y los chícharos.

Vale, también reparten azúcar blanca y prieta. De vez en cuando jabón y pasta dental; algún que otro frijol, y el café, si no se pierde. Uno de sus habituales, el fósforo, ya desaparecerá dentro de poco.

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A pesar de todo eso, ni la mente más fértil hubiese imagino que, algún día, la libreta de abastecimiento encima sería como la pepita de oro en la mano del indio que quería congraciarse con el conquistador español. Que sería, tenerla encima, como el pamper del que no puede contener sus necesidades fisiológicas en la calle. Bueno, el que lo tenga.

La verdad es que llevar la libreta de abastecimiento encima, ahora mismo, es como tener un pariente en el campo; un familiar en la Oficoda, en el Registro Civil o en Inmigración y Extranjería.

De ello pueden dar fe los villaclareños que, desde hace ya un buen tiempo, han visto implementadas en su territorio un grupo de medidas para “garantizar” lo que las autoridades llaman “distribución equitativa de los alimentos”, pero que los seres humanos más terrenales entendemos como la distribución de “lo poco que hay”.

Sin embargo, al parecer, la libreta de abastecimiento en la central provincia ha cobrado más importancia aún desde este martes.

Una reunión del Consejo de Defensa decretó otro grupo de medidas y en varias de ellas, aparece la libreta de abastecimiento como piedra filosofal. La noticia, divulgada en el oficialista Vanguardia, lo dice en su misma URL: Con la libreta en la mano.

Las medidas, básicamente, transfieren a la libreta el poderío supremo para adquirir mercancías.

—Es de carácter obligatorio presentar la libreta de abastecimiento y el carné de identidad de cualquiera de los integrantes del núcleo familiar registrados en la libreta. O sea, no tiene que ser el carné del jefe de núcleo, específicamente.

—Se permitirá que una persona ajena a un determinado núcleo o vivienda pueda comprarle de favor al dueño(a) de esa libreta y con el carné de este.

—Quienes no puedan comprar cuando les toque, deben esperar a la próxima comercialización. No se les guardará los productos como se hace habitualmente en la canasta básica, pues no existe suficiente capacidad de almacenamiento.

—La organización de la cola será de acuerdo la decisión de los responsables del lugar. Pueden apelar a la cola física o como lo estimen conveniente, pero solamente se venderá a los números de las libretas que les corresponde ese día.

Pero, ¿qué sería de la libreta de abastecimiento sin la bodega? ¿Qué sería de ambas sin la cola? Cola, libreta y bodega son como la Santísima Trinidad en Cuba. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Si usted lo duda, y vive en Villa Clara o tiene familiares allí y se interesa en el destino de su gente, no me crea a mí y lea cosas como estas:

—Los clientes de las bodegas deben comprar en las tiendas o punto de venta que se le asigne o vincule.

—En cada bodega se informará dónde debe comprar y el día que le toca a cada usuario.

—La venta no se realizará por consumidor sino por núcleo familiar, independientemente de la cantidad de consumidores, como lo tiene establecido el sistema del comercio, o sea, semejante a la canasta básica.

—Los productos comercializados para cada núcleo, son: 1 pomo de aceite, 2 paquetes de detergente, 2 jabones, 1 tubo de pasta dental, 1 paquete de pollo, 1 paquete de picadillo, 2 de salchicha y 1 desodorante. (Podrían sumarse otros productos como la hamburguesa, pero hasta el momento no se ha incluido).

—Habrá productos que se venderán mensualmente y otros con una frecuencia más amplia, cada dos o tres meses.

O esta, que es una joya.

—No será posible saber con exactitud cuándo se venderá cada uno de los productos, pues depende de la distribución y su existencia dentro del país, pues muchos de ellos son importados.

Según el portal del territorio, Vanguardia, “la venta de los productos de primera necesidad comercializados en las tiendas Cimex y TRD a través de los núcleos familiares -bodega y libreta mediantes- ha sido bien acogida por la población”

por Ariel P.

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