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Cuba

Un perdonado “Grillo” Arruebarruena pudiera volver al equipo Cuba; otros no

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Lo del regreso del Grillo Arruebarruena al equipo Cuba tiene revuelto a la fanaticada del béisbol y del deporte todo en la isla de Cuba.

Integrante del equipo Cuba a inicios de esta década, el “Grillito” Arruebarruena, para muchos el mejor guante que haya pasado por las Series Nacionales de Cuba en la posición del torpedero después de la salida del “Mago” Germán Mesa, pudiera servir para un guión de Netflix. No basado propiamente “en él”, sino en lo mal que va el béisbol y el deporte en general en Cuba, con esto de las “nacionalidades”.

Que se le haya ¿permitido? el regreso al Grillo, para disfrutar de los derechos que por nacimiento le corresponden y que nunca debió “haber perdido”, es una medida que nos agrada sobremanera pero que al parecer no aplica a otras disciplinas u otros deportistas. ¿Qué tienen que hacer los demás, que como él salieron de Cuba clandestinamente – y además llevándose contigo a toda su familia – para que la Comisión Nacional de Béisbol los admita de vuelta en la isla, los “reinserte” en el béisbol cubano y les permita disfrutar del inmenso privilegio que representa para cualquier deportista del mundo representar a su patria? ¿Qué diferencia hay entre el “Grillo” y Aroldis Chapman, por mencionar un ejemplo? ¿O entre él y “Pito” Abreu?

La ¿respuesta? parece estar en una cláusula tan vieja y añeja como un Ron Ritual. O peor, como un whisky de Tennessee. Los deportistas cubanos para poder optar por “subir al equipo grande” tendrían que jugar en el Campeonato Nacional; una medida tan rídicula como ilógica, como ilógico es entender la ilógica cubensis, que por supuesto ha tenido, tiene y tendrá sus excepciones en correspondencia con el grado de comprometimiento “moral” del deportista.

Mientras, y dada la crisis económica y social que se vive en la isla, los deportistas cubanos siguen yéndose; los descalabros y decepciones seguirán siendo la norma en nuestros equipos deportivos nacionales.

En Atletismo, por ejemplo, un deporte que en Barcelona 1992 nos aportó 7 medallas (2-1-4) hoy se cuenta apenas con un exponente de talla mundial para darnos una medalla dorada: el saltador Juan M. Echevarría. Se nos fue Ortega, Yargelis ya no es la pertiguista que era. Skyers bajó hace poco de los 10 flat, pero con eso no basta para estar en una final olímpica del hectómetro.

Entonces, parece ser, que el béisbol será el experimento con esto de las reinserciones, sin contaminarnos políticamente con los que no pueden y no quieren regresar a la isla a jugar béisbol; y el fútbol, por ejemplo, tendrá que prescindir de un jugador nacido en Cuba, que quiere jugar por Cuba y que estuvo a punto de comprar un ticket de avión para venir a jugar por Cuba. Un jugador que está a punto de convertirse en el primer cubano en jugar en la Liga Premier Inglesa de Fútbol. Un jugador que no salió del país en lancha siendo adulto y responsable, sino siendo un niño llevado de la mano de su madre al extranjero. Una madre que ha regresado y vive en la isla.

Onel Hernández no puede jugar por la selección cubana de fútbol, pero el “Grillo” sí que es eligible, dijo la Comisión. La Comisión de Béisbol es una y la de Fútbol otra. ¿Verdad? El “Grillo”, que no regresa por voluntad propia sino obligado por las circunstancias dada su decepcionante trayectoria por el circuito de La Gran Carpa.

Y… ¡qué bueno que el Grillo regrese! Pero que puedan regresar todos. Qué bueno que Onel juegue en la absoluta de fútbol; que Wilfredo León juegue en la de Volleyball. Que “Pito”, Puig, Aledmys, Adeinys, “Candelita” y todos los demás puedan “regresar” y jugar por el team Cuba de béisbol sin necesidad de haber hecho un swing en algún terreno cubano de béisbol.

La idea es esa: Incluir.

Todos los deportes. Todos los deportistas. Sin importar dónde jueguen. Son cubanos. 

Lo ideal sería que las Comisiones del deporte en la isla no jugaran a ser políticos o burócratas.

artículo de opinión

Roberto Lamelo

 

 

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