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Cuba

Servicio Militar Obligatorio en Cuba, el momento que ningún joven desea

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Por María Carla Prieto

¿Cómo los jóvenes cubanos intentan evitar el ingreso al Servicio Militar Obligatorio? Testimonios de madres e hijos que han pasado por ese trago amargo

Sin dudas, uno de los momentos más temidos por los jóvenes cubanos es el ingreso al Servicio Militar Obligatorio. Muchos trucos han sido inventados y transmitidos de una generación a otra para intentar evadir el trance. En tiempos pasados eran efectivos, ahora no se sostienen.

Hace unos años, te eximían de “cumplir con la Patria” si eras miope, homosexual, tenías pie plano, eras el único sostén de tu madre soltera, eras músico o presentabas un historial médico. En la actualidad, casi nada te salva.

“A Danielito lo llamaron cuando estaba en el tercer año del técnico medio, ni siquiera había terminado. En cuanto se enteran de que cumples los 16 te empiezan a cazar”, lamenta Yoanka, su madre.

Una vez insertado en las filas –la mayoría de las veces en contra de tus deseos- pasas a ser propiedad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). “Los muchachos allí están mal. Los jefes abusan de ellos: les ponen castigos ilógicos, como chapear al sol terrenos inútiles, solo para verlos sudar y desgastarse”.

“Los militares que están allí son unos frustrados. La mayoría están recién graduados y vienen de Oriente buscando mejorar, pero se topan con que están metidos en un fin de mundo dirigiendo a una sarta de muchachos sin una mínima noción del ejército”, expresa Erick, de 17 años.

Ni con una carta del Papa lo sacaba del Servicio Militar

Roger siempre fue diferido. Cuando le tocó, había un déficit muy grande de profesores de Historia de Cuba y como esa era su profesión, él estaba obligado a hacer solo la previa. “Mis papeles se perdieron, y nunca me comunicaron que yo no estaba obligado a pasar los dos años en la unidad. Mi salvación fue mi mamá que, corriendo y preguntando, me sacó”.

Dania, su madre, nos cuenta cómo fueron los trámites: “Una odisea. Casi pierdo los pies entre el Comité Militar y hasta a la Plaza fui a parar. O no vino el Coronel, o está reunido, o no atiende hoy; pero yo me planté, tanto di y míralo afuera”.

Durante la entrevista Dania también nos relata cómo son los superiores a cargo de estas instituciones. “El niño estaba en el Cacahual. Esa gente los trataba mal, los ponían a trabajar hasta tarde por gusto. Y ¿sabes cuál fue el colmo? Cuando empecé a hacer las gestiones, que fui a ver al jefe de la unidad, dijo que mi hijo iba a estar ahí los dos años, que ni con una carta del Papa lo sacaba, porque sí, porque él quería. Son unos déspotas y unos falta de respeto”.

El terror para las madres cubanas crece con las historias macabras que corren de boca en boca. “La semana pasada vi en Facebook una madre desesperada que pedía justicia, porque un oficial de la Unidad Militar El Chico, donde estaba su hijo pasando el servicio, le dio un tiro por la cara al muchacho, dice él que jugando. ¿Tú me puedes explicar qué clase de juegos son esos?”

Existen historias más recientes. La pasada semana, el hermano de un amigo se propinó un machetazo en la pierna, fruto de la inexperiencia. “Tuvo que esperar que el mayor terminara la reunión para ir al hospital, pues no había carro para trasladarlo. Le dieron tres puntos y, a la vuelta, lo dejaron a cinco kilómetros de la unidad, con el pie como lo tenía, para que subiera la loma a pie”.

La inventiva para evitar el Servicio

Ante el descontento, crece la inventiva. Los padres costean clases de conducir a sus hijos, a fin de que cuando les toque puedan ser los choferes de algún oficial de alto rango.

Otros hacen cualquier tipo de regalos en las oficinas de captación, a fin de obtener el Anexo 1 y poder contratar al joven en alguna tarea estatal necesaria, para que no puedan llevárselo. “Así machuca hasta los 25 y a esa edad no se lo pueden llevar”.

Lucía, madre soltera que ha dejado sus manos y sus pies en el camino, pidiendo a las once mil vírgenes que no se lleven a su único hijo. “¿Para qué el Estado quiere a esos niños, si no tienen ni comida para darles? Malamente tienen para los que estamos afuera”.

 


 

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