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¿Quién ganó 731 millones en el Powerball? La pregunta de 1200 personas

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En un pueblo donde apenas viven 200 familias, alguien se ganó 731 millones de dólares con un ticket de Powerball.

220 familias, 1200 habitantes, tiene la pequeña ciudad de Lonaconing, en el estado de Maryland. Todos, los 1200 habitantes -perdón, 1199 habitantes- se preguntan: ¿Quién de nosotros se habrá ganado los 731 millones del Powerball?

Así es: pueblo chiquito infierno grande, reza el refrán. Y no debe ser fácil “vivir con esa incertidumbre” de saber que, ahí, en ese pueblo chiquito, donde prácticamente más que familias todos son hermanos y se cuentan sus más íntimos secretos, hay alguien que no está jugando limpio. Alguien que se ganó $ 731 millones en el Powerball, y no se lo ha dicho ni a su almohada; “apoyado” por el hecho de que Maryland es uno de los siete estados en los EE.UU. que permite que los ganadores de la lotería permanezcan en el anonimato. Como el ganador no es tonto, y sabe que si se declara ganador de esa millonada, hasta el gato le va a pedir dinero o rendir pleitesía, la identidad de esa persona no es pública.

Los 731 millones son, de hecho, el premio mayor más grande en la historia del estado de Maryland y el quinto más rico en la historia de EE. UU. Alguien se los ganó en Lonaconing. Alguien vive en Lonaconing, esa pequeña ciudad de 1200 habitantes y ese alguien, no quiere compartir el secreto.

¡Maldito! ¡Qué somos una ciudad en medio de la nada!

Por lo pronto, el alcalde está contento. Dice que quien quiera que sea el hombre o la mujer que se ganó los $ 731 millones en el Powerball, ha puesto a la pequeña ciudad “en el mapa de los EE.UU.”

La gente, en lugares cercanos, se siente atraída por el misterio.

Buena parte del misterio reposa en el hecho de que el boleto ganador lo compró “alguien” en enero del 2021.

Sí, estamos hablando de los $ 731 millones sorteados en el Powerball a finales de enero.

Esto explica en parte el misterio y la “roña”. Han pasado seis meses y el secreto no se ha filtrado. Ese “chisme”, en un pueblo tan chiquito, no debería pasar de una semana sin saberse.

Lonaconing es una pequeña ciudad escondida entre suaves montañas en el extremo occidental de Maryland. Allí primero se extrajo carbón y luego llegó el ferrocarril; pero ya nada de eso existe.

El lugar, tan pequeño que hasta le han acortado el nombre y lo llaman “Coney”, parece que se ha convertido en una atracción turística.

Hasta allí llegan, decenas de personas -principalmente al Coney Market donde se vendió un boleto de lotería Powerball cuyos seis números acertaron en el premio y le dieron “a alguien” 731 millones de dólares- para indagar en la historia. Y de paso compran su ticket allí, por eso de “la suerte que trae” comprar un billete en el lugar donde se vendió un boleto de tal magnitud.

Aparecen en “Coney” los vampiros chupasangre

Como el ganador de los $ 731 millones no ha aparecido, y la gente no tiene con quién desquitarse de la infamia, dos personas han cargado con la culpa. Uno de ellos es Richard Ravenscroft, dueño del mercado donde se compró el billete ganador.

Es a él a quien más le preguntan por el ganador del billete, cosa que él no sabe a no ser que le digan a la hora que se compró el billete y la Lotería en EE.UU. no dice eso ni tiene ese dato, aunque esté a punto de expirar el premio.

“La gente no sabe el nombre del ganador. Soy la persona cuyo nombre conocen, así que me preguntan a mí”, manifestó el hombre, dueño del Coney Market que vendió el boleto ganador en Lonaconing, Maryland.

Por si fuera poco, como saben que al negocio le toca una tajada por la venta del boleto millonario, tratan de “arañarlo” de alguna manera. Una mujer, ¡desde Georgia! le escribió pidiéndole que le comprara un par de motosierras para su granja. Otro le dijo que cuando cobrara la parte de las ganancias que le corresponde de esos $ 731 millones, le avisara, para poder pavimentar su camino de entrada. O sea, básicamente a Richard le están pidiendo dinero como si él mismo hubiese sido el ganador de los $ 731 millones del Powerball.

Por si fuera poco, un hombre del norte de Virginia se le presentó en la tienda para pedirle a Ravenscroft que volviera a emitir un billete de lotería supuestamente ganador, ya que él lo había perdido. El hombre se quedó en la tienda esperando durante todo un día y hasta la policía estatal tuvo que intervenir y desalojar al sujeto.

La peor parte se la llevó un anciano residente en “Coney”. Alguien hizo circular por el pueblo “el chisme” -mediante carta anónima- de que él era el ganador de los $ 731 millones del Powerball.

El abuelo, de 76 años y con siete hijos, además de su esposa de toda la vida, fueron asediados por vampiros chupasangres, pidiéndoles dinero.

Los pobres. Tuvieron que salir a decir que ellos no eran los ganadores de los $731 millones del Powerball, para ver si los dejaban tranquilos.

La gente está, muy ansiosa, “algunos están bastante impacientes por eso”, asegura Debbie Bennett, gerente del Coney Market. Todos quieren que aparezca el ganador y done un montón de dinero en efectivo para mejorar la vida de esas familias en una ciudad donde la tasa de pobreza es del 24 por ciento; dos veces más que en el resto de las localidades del estado.

“Todo el mundo sigue pensando, “¿Quién es?”, dijo Bob Fazenbaker, de 67 años, otro anciano residente en Coney que, de seguro, sería capaz de dar a cambio dos años de su vida, con tal de enterarse de ese secreto que está consumiendo por dentro a los habitantes de Lonaconing.

Roberto A.

con información de The Washington Post.



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