¿Qué fue del Teatro Alhambra?

Texto y fotos: María Carla Prieto

En la habanera esquina de Consulado y Virtudes permanece olvidado, en medio del más terrible abandono, un templo del teatro musical en Cuba: el Alhambra

Las personas le pasan por el frente y no lo ven. Yo tampoco. Las paredes están llenas de grafitis y las puertas, otrora abiertas a gente de todas partes del mundo, ahora están tapiadas con trozos viejos de tabla y zinc. Un contenedor de basuras lo custodia por el flanco derecho, aunque los vecinos, indolentes, lanzan fuera sus bolsas con desechos. Consulado y Virtudes es la esquina donde se alza por milagro divino este gigante olvidado: el Alhambra.

El panorama dentro no es distinto. Grietas por doquier, polvo y suciedad. Los niños de la Compañía de Teatro del Cuerpo Fusión, perteneciente al nivel elemental de la Enseñanza Artística, permanecen ensayando en el interior del inmueble, en peligro de derrumbe desde hace más de cinco años. “La directora de la compañía ha intentado por todos los medios obtener un financiamiento para el arreglo, porque es un verdadero peligro que haya gente dentro”.

Hace algunos años comenzaron a rescatarse en la isla algunos teatros cuya historia y legado merecían seguir deleitando al público; la cuna del teatro musical en Cuba no fue uno de ellos. Según autoridades del Consejo Nacional de Artes Escénicas, no existe presupuesto destinado al rescate de este establecimiento. La intención al parecer tampoco está.

“Cuba tiene una deuda con el Alhambra”

Un teatro musical en la Cuba de hoy, con características distintivas del resto de la escena del país, se hace necesario para el rescate de la identidad nacional, en peligro ante el empuje de lo foráneo.

“Le debemos la manera de decir actual, la chispa, la cubanía, el estilo. Es una parte de la historia teatral de la isla totalmente apagada en la actualidad, y cuyas técnicas no dominamos los nuevos actores”, aclara Amanda, joven estudiante de actuación.

Aylet Medina, profesora del Instituto Superior de Arte (ISA), explica que “mucho de lo que hacemos tiene el peso del vernáculo. Grupos teatrales como El Público, El Portazo de Matanzas o la compañía de Jazz Vilá, tienen una marcada influencia cuyos orígenes están en ese templo teatral”.

La actriz Katia Cazo también está convencida de su importancia. “Cuba tiene una deuda sin saldar con el Alhambra. Casi todos los actores de más de 40 años se identifican con Enrique Arredondo, excelente comediante cubano, y uno de los negritos más famosos del lugar. Por eso a mí me entristece ver cómo se cae a trozos y no se hace nada al respecto”, admite.

Fuera de las paredes del ISA pocos recuerdan el lugar. Yasiel es uno de los muchos jóvenes que se mueven por la calle Consulado, vendiendo gafas o buscando algún negocio. “Sé que se hizo una película sobre ese lugar hace una pila de años. Yo la vi, pero casi no me acuerdo”. Todos los días trabaja recostado a uno de los muros del otrora Teatro Alhambra.