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Cuba

De pescozones en la cultura de Cuba

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Dentro de la cultura en Cuba, más específicamente entre cineastas, no pocas “faltas de diálogo” se han saldado con el lenguaje de los puños.

Por estos días, tras el manotazo propinado por el Ministro de Cultura de Cuba al periodista independiente Mauricio Mendoza, no pocas personas han recordado similares sucesos acontecidos en la isla; donde molestos algunos, para imponer su voluntad sobre otros, o para reparar una afrenta, han acudido al lenguaje de los puños como remedio.

Ian Padrón, realizador cubano, se fue a los puños con Jorge Luis Sánchez -el realizador de la película de El Benny- luego de que este último se quedara sin razones y argumentos, por aquel momento presidente de la muestra de cine joven, por algo relacionado con la censura del documental de Ian, Fuera de liga.

Sucedió en plena puerta del ICAIC, e Ian Padron, tras recibir el golpetazo en plena cara le fue encima a Sánchez. Algún que otro golpe y empujón se dieron, antes de que el resto de los presentes intercediera en la trifulca y los separara.

Así lo recordaba Ian hace unas horas:



Otro que recibió un golpetazo fue el crítico de cine Joel del Río. La gente lo recuerda como un “galletazo antológico y memorable” porque sucedió en pleno festival de cine, en el Hotel Nacional.

Joel del Río había escrito una crítica que no resultó nada favorable a los intereses del realizador chileno Miguel Littín, y este último, sin cultura de diálogo alguna, lo golpeó sin motivos.

Nadie, por supuesto, criticó a Litin por su exabrupto injustificado al ser considerado una “personalidad extranjera” invitada al Festival, uno de los eventos de más glamour y reconocimiento dentro de la cultura en la isla.

Ninguna de estas, por supuesto, supera al manotazo de Alpidio, cuya connotación ha sido tal que hasta la prensa española se ha hecho eco del asunto. De hecho, el Partido Popular español planea hablar en el Congreso sobre el tema, alarmados por la ola reciente de atropellos en Cuba en materia de Derechos Humanos; y al menos dos campañas que exigen la renuncia de Alpidio Alonso se han abierto en internet.

Muchos se asombran por el hecho, pero la realidad actual -y no solo dentro de la cultura- es más una herencia que un fenómeno aislado.

Así lo resume, en un excelente post, en su perfil personal de Facebook, el crítico de cine y profesor Dean Luis Reyes.

Dean, que seguramente puede confirmar estos dos y algún otro gaznatón entre artistas de cine en la isla, describe lo sucedido de esta manera.

“Pareciera que la polarización no para de crecer. En su defensa, hay que decir que después de vivir décadas de actos de repudio y brigadas de respuesta rápida, asambleas de méritos y deméritos, purgas, muertes civiles, autocríticas “constructivas”, dirigentes que “caen para arriba”, periódicos que publican las nominaciones a los Grammy evitando mencionar al cubano que se fue y “habló mierda”, años y años de asesinatos de reputación en los medios, discursos repletos de antinomias, del yo versus ellos, es fácil que tengas los pulmones manchados de ese odio”, comenzó diciendo.

“Hace falta un valor enorme, inmedible, para rebelarse ante lo monstruoso a lo que nos han habituado. Y lo peor: todo eso a nombre de una cosa hermosa, de un mundo noble y bienhechor para todos. Pero mientras los nostálgicos del empellón y del “cállate la boca” se retuercen, una Cuba nueva se pone a reimaginar ese mundo que no ha sido. A ellos, los saludo desde el pasado que soy. A los impotentes, en cambio, les dejo un mensaje del Padre Varela, que bien pudo ser un post en el Facebook del siglo XIX compartido en el muro de Elpidio, el amigo imaginario de la Nación de mañana: “Las doctrinas más destructoras de la libertad humana, examina su origen, y verás que solo tuvieron por autores y solo tienen por partidarios a los impíos, que no pudiendo superar sus pasiones, se declararon esclavos de ellas”

Y tú, ¿qué opinas de lo sucedido?

Ariel P.

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