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Periódico Granma: Recién llegados cobran 800 pesos por mirarse las caras

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Los periodistas recién graduados asignados al periódico Granma para su adiestramiento han comenzado a sentir los efectos del huracán Yailín Orta; la cuadro del PCC y directora del “yate”.

Periodistas recién graduados en la Facultad de Comunicación de La Habana planean ir a darle un petate a Ricardo Ronquillo Bello, el presidente de la UPEC, porque la inmensa mayoría de ellos encuentra muy mal que, aquellos que fueron enviados a trabajar al oficialista periódico Granma estén cobrando 800 pesos moneda nacional por algo tan sencillo como mirarse las caras.

Una fuente de entero crédito refirió bajo anonimato a Cubacomenta que ya a los estudiantes de quinto año que se graduaron los mandaron a hacer el servicio social, y ya empezó cierto malestar entre unos y otros por muy diversas causas. Algunos dicen que “Ronquillo tiene que enterarse de lo que está sucediendo”, mientras otros opinan que Ronquillo Bello es “otro camaján más que no va a hacer nada”, pues argumentan el hombre “se dejó moler por la máquina” y ha dejado de ser “aquel tipo chévere” para convertirse en otro funcionario de pacotilla del oficialismo cubano.

Cierto o no que lo sea, que cada cual tiene su criterio en este entierro, lo que no es mentira es lo siguiente; y que compete a Ronquillo.



El problema empezó cuando aquellos otros recién graduados que fueron enviados a hacer el servicio social al periódico Granma se enteraron que dentro del llamado Yate les iban a pagar nada apenas $800 pitiklines mensuales. Fue allí cuando entre ellos surgió esa semillita y comenzaron los “encontronazos” porque, ¿acaso no eran ellos recién graduados también? ¿Por qué les pagarían a aquellos $800 cujes y a los otros, que fueron asignados a otros medios les pagarían más?

“A aquellos no le van a pagar el salario normal, como le pagan a los demás, y supuestamente protestaron porque al final supuestamente también hacen los mismos trabajos que los demás periodistas“, explicó la fuente vía chat de Facebook.

Apunta la fuente que los recién graduados llegaron a decirle a la directora del periódico Granma, la celosa guardiana de combustibles y lubricantes Yailín Orta, que ella estaba violando lo que había dicho “el presidente” -se refieren a Díaz-Canel suponemos- con respecto al tema. La indicación, según ellos, es que “mientras hubiese plazas, a los adiestrados se le pagará igual”.

Sin embargo, Yailín se defendió a capa y espada. Y defendió el ahorro monetario. Recordó el día que llamó a contar a Oscarito Sánchez Serra en su oficina, alertada por el hombre de la lengua inmensa, el fotógrafo Juvenal Balán, y dijo que no, que no había violación alguna porque, cada medio puede hacer lo que le da la gana y que ella, como directora del Granma, también podía disponer y mandar. Incluso, por encima de Ronquillo Bello, el presidente de la UPEC. Al menos en el periódico Granma.

El trabajito en Granma resultó ser para muchos como la manzana que le dio la bruja a Blancanieves. Si bien “los muchachos” recién llegados están agradecidos con los $800 pesos que les paga el periódico  y dan gracias al Señor Todopoderoso que está allá arriba, en el cielo, porque todos los días le dan carne en el comedor -el día malo es cuando les dan perro caliente- reconocen sottovoce que han sido engañados.

Supuestamente el Granma era “el mejor lugar” y esto de “mejor”, hasta ahora, se limita a la comida. Por un lado, no solo no le pagan menos, sino que tampoco los dejan cambiar de plaza.

Pero ese no es todo “el mal”. Ni siquiera es el mal peor de todos. Los recién graduados se sienten inútiles completamente.

“Están yendo a trabajar y ni siquiera tienen computadora para trabajar porque todas o están rotas o están ocupadas. La directora les dijo que había que ir obligado todos los días aunque no tuvieran cobertura; y  los pobres muchachos van a sentarse en una mesa a mirarse las caras o ver como pasa el tiempo mientras utilizan el Wifi para textear o navegar con el teléfono”, dijo la fuente que asegura que Yailín les hace cumplir el horario laboral como a todos los demás.

Con tan poca práctica, se entienden entonces las múltiples pifias que a cada rato cometen; llegando incluso a confundir, el capitolio de Washington con el de La Habana. 

Ariel P

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