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Cuba

El Palace, un edificio habanero del que se cuentan historias

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El Palace fue el primer edificio de hormigón armado en Cuba. Las historias que circulan hoy entre vecinos del lugar y quienes allí viven, asustan a algunos

En el año 1928 se inauguró en La Habana, en la esquina de 25 y G, en el Vedado, el Hotel de Apartamentos Palace. Por ese entonces era único en su tipo. El lujo de la estructura lo hizo famoso con rapidez. De esta forma, su arquitecto Alberto Prieto Suárez entraba en la historia de la arquitectura y la ingeniería civil del archipiélago, con el primer edificio de hormigón armado en la isla.

Por su elevación era considerado por muchos uno de los rascacielos de la capital. La revista cubana Arquitectura y Urbanismo lo sitúa entre los pioneros de la altura en la isla, junto al Alaska situado en la esquina 23 y M, hoy demolido; y el emblemático Hotel Presidente en calle Calzada esquina a G.

Hilario Domínguez, arquitecto retirado, recuerda que “El Palace, como lo conocen casi todos los habaneros tuvo en un inicio 10 plantas. Los otros tres pisos no se añadieron hasta 1958. Yo no había nacido cuando se inauguró, pero mi padre, apasionado de la ingeniería civil y vecino de la zona, me hablaba bastante de él. En su momento constituyó un boom increíble. Fue hecho para la empresa constructora J. Pérez Benitoa. Se erigió con hormigón armado y sobre unos cimientos que no te imaginas. Por supuesto, estaba pensado para esa altura y eran tiempos donde las cosas se hacían bien no, muy bien”.

Hoy, el majestuoso inmueble es uno de los tantos que se ha contagiado con el abandono y la desidia que padece gran parte de la urbe. Su deterioro se percibe, sobre todo, en las ventanas, convertidas ahora en inmensos huecos.

Cuenta Serafín Núñez, quien pasa las tardes sentado en los bajos de la edificación, vendiendo cajas de fósforos y maní, que más de una decena de suicidios han tenido lugar allí. “Yo no sé qué tiene esto, pero lo que se ha tirado de gente no te lo puedo explicar. El otro día vino una pareja de jóvenes a alquilarse en un apartamento, porque hay varios destinados para renta, y me preguntaron. Tenían miedo. Son muchas las historias que se cuentan. Hay quienes dicen que aquí se siente una corriente de viento especial, pero yo digo que es cosa de la zona. Toda esta calle es como un cajón de aire”.

Rosa María Arteaga, quien vive allí hace unos treinta años, asegura que los episodios de suicidio han sucedido, en gran parte, por el estado de depauperación del Palace. “Antes eso no pasaba. Algunos dicen que las personas que quieren quitarse la vida lo eligen por el tamaño, pero si te pones a pensar, existen edificios en La Habana más altos que este. Lo que pasa es que esas ventanas rotas están en los pasillos, no es necesario entrar a una vivienda. Quienes venían con ese plan solo subían y punto. Ciertos casos han sido de individuos que vivían aquí, conocidos de nosotros, pero son los menos. La mayoría corresponde a gente de afuera, ajenas totalmente que cuando uno se enteraba preguntaba, cómo llegó”.

Para evitar estos desagradables incidentes los vecinos han colocado rejas en la puerta principal y en algunos de los huecos de los corredores. De ese modo, es necesario tener una llave para poder acceder.

“Eso el gobierno lo sabe, ellos se enteran de todo y los casos de muerte han sido famosos”, sostiene Irma Fleites. Incluso, varios han caído en la parte del Hospital Calixto García, que colinda con un costado. Además, es cuestión de pasar y percatarse de lo depauperado que está. Sería un modo de prevenir accidentes como los que ya han habido y de mejorar las condiciones de vida de los habitantes. No todos pueden asumir obras de reparación por su cuenta”.

Texto y fotos: Lucía Jerez


 

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