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Cuba

Periodista cubano multado cambiará su método de alimentación (sarcasmo)

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Está claro que para ser periodista cubano, Jank Curbelo es un insensible desinformado. ¿Acaso no conoce la alimentación por enema?

¡Los hay hasta de café con leche! ¡Ay, Álvarez Guedes!

La anécdota de lo sucedido al periodista cubano Jesús Jank Curbelo con una inspectora y una mujer policía pudiera influenciar en su método de alimentación, al menos en la calle; si es que Jank -que no dice mucho, o más bien no dijo nada vía chat de Facebook- se decide a experimentar con un método de alimentación tan viejo como la sarna del que ya les hablaré más adelante.

De hecho, Canal Habana, ese canal que a cada rato está sacando al aire historias mal contadas -todo lo relacionado con el maltrato animal, la Ley de Bienestar Animal, Aniplant y la Directora de Aniplant son ejemplos de lo que digo– pudiera sugerirle a los habaneros que, en caso de encontrarse con la inspectora que le impuso 2 mil CUP de multa a Jesús Jank Curbelo en la calle por comer sin el nasobuco puesto, pueden usar este método de alimentación.



Los hechos primero.

Jank Curbelo, que el 14 de septiembre del 2017 “revolucionó el periodismo cubano” con un artículo sobre un niño en Punta Alegre, Ciego de Ávila y un busto de Martí que cargaba consigo tras el paso del huracán Irma sobre ese punto casi perdido del territorio nacional, enfrentó ahora no ya las felicitaciones lógicas que el gobierno de Cuba a través de sus organismos vinculados a la prensa suele enviarle a sus reporteros en casos así, sino a una de esas piezas fabricadas por su maquinaria burocrática: a “Ofelia”, la inspectora.

Ofelia“, que ya Los Zafiros la inmortalizaron con una canción y que los cubanos, con su gracia natural para incorporar a su acervo cultural estas cosas, la nombran cada vez que hay una mujer que simplemente no comprende, no comprendió que Jesús Jank Curbelo tenía hambre. “Ofelia” al parecer estaba debajo en el cumplimiento de su plan de multas y cuando vio a Jank Curbelo con su hermano, hambrientos los dos, aislados, jóvenes, comiéndose una pizza sin el nasobuco puesto se dijo para sus adentros que había matado dos pájaros de un tiro y hacia ellos fue, diligente, y les impuso a cada uno 2 mil pesos de multa. ¿Por qué? Pues por no tener puesto el nasobuco.

Cualquier persona con dos dedos de frente, como Jank Curbelo -no “Ofelia”-, se preguntará: ¿y cómo puedo comer con el nasobuco puesto? No hay manera de hacerlo.

El joven, ahora, sumamente molesto, dice que ni siquiera le reclamó a la inspectora -su hermano lo hizo por él- pero al menos el hecho le sirvió para sacarse de adentro cualquier duda sobre el sistema en la isla.

Está claro que para ser periodista cubano, Jank Curbelo es un insensible desinformado. De haber conocido al humorista Álvarez Guedes, o de haber nacido “antes”, como yo, y haberlo tenido que escuchar en cassettes, escondido en lo más atrás de la casa y bajito, hubiese sabido  “el chiste”, tan popular, que muchos aseguran está en el Top Ten del fenomenal humorista cubano, ya fallecido, y a quien durante más de ¿treinta? ¿cuarenta? años tuvieron prohibido en Cuba por dos “delitos”: haberse ido de Cuba y hacer chistes “en contra de Cuba”.

Contaba Álvarez Guedes que a un hombre, un día, le cosieron la boca. En el hospital se le acercó una enfermera y un médico y le dijeron que como tenía cosida la boca lo alimentarían por enema.

El primer enema fue de café con leche, y cuando aquel líquido le entró por vía rectal el hombre comenzó a gritar (con la boca cosida). Los médicos, asustados, creyeron que el café con leche estaba muy caliente y se lo preguntaron:

¿Está muy caliente?

Y el hombre, con la boca cosida, gritó desesperado como de seguro pudo haber gritado ayer el periodista cubano Jesús Jank Curbelo:

Nooooooooooooooooooo, ajuca, ajucaaaaaaaaaaaaaaaaaa (azúcar)”

Roberto A.

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