Más de una semana sin agua en viviendas de Diez de Octubre

Los vecinos no pueden más. El agua nunca se sabe cuándo viene. Y no todos pueden pagar una pipa

Hace una semana no hay agua. La misma que utilizan para los quehaceres de la casa y para tomar. “El sábado desperté sin una gota en el refrigerador. Tuve que pedir a los vecinos para pasar la mañana y al menos dos cubos para el baño. A las tres de la tarde fue que pusieron el motor”, declara Juana María, de 62 años, que reside en la Calzada de Diez de Octubre.

Sin embargo, el portal oficialista Cubadebate informaba que el semestre de mayo a octubre registró un promedio histórico de 94 por ciento de precipitaciones. “Los embalses que suministran agua a la población presentan un estado favorable a nivel nacional con el 74% de llenado de su capacidad útil”, añaden.

¿Dónde se mete entonces el preciado líquido? Las quejas de los ciudadanos aumentan. Entre las zonas más afectadas están los municipios de Diez de Octubre y la Palma.

Desde hace un mes, debido a las reclamaciones por los salideros en las calles, la Empresa Aguas de La Habana aseguró a los vecinos que sus problemas pronto terminarían. “Abrieron huecos para cambiar las tuberías y fue peor el remedio que la enfermedad. Ahora no entra a diario como antes. Hay que estar pendiente de almacenar en los tanques para el día siguiente, eso nunca había pasado”, declara Ofelia, vecina de Felipe Poey.

“A nadie le importa nada. La tierra se acumula en la vía obstaculizando el tráfico de vehículos, las aguas albañales se desbordan en el interior de esos agujeros. Las pilas, los pomos, los cubos, vacíos. Es una falta de respeto, basta ya. Con el agua no se juega”, vocifera molesto Enrique, residente en la misma calle.

Durante la noche se agrava el problema. “El chorro es pequeño, por tanto no se almacena al máximo, ni el motor  puede encenderse por miedo a que se vacíe completa la cisterna. Tienes que bañarte, fregar y dejar los cacharros llenos temprano, sino pecas”, aclara Elaine, ama de casa.

Un vecino del reparto Víbora Park denunció en la red social Facebook esta situación. Pedía de favor el contacto de una pipa para resolver. Nueve días llevaba sin agua el edificio de Andy Pérez Silva cuando decidió hacer pública su queja. “Ya han venido delegados, se han hecho asambleas, todos los días viene alguien distinto y la frase es la misma: ya están trabajando en el problema”, posteó.

“Nos mandaron a limpiar la cisterna por una supuesta contaminación. Después mandaremos a llenarla, dijeron. Esa noche no entró, ni tampoco la mañana próxima, por bobos nos quedamos sin reserva. La solución fue recoger dinero entre los apartamentos para pagar una pipa”, cuenta Roberto, de 56 años, que vive en las cercanías del mercado de la Palma.

“Para cobrar y leer los contadores vienen las veces que sean necesarias. Pero para resolver las dificultades reales ni se asoman. Yo voy a ver cuánto será la factura de este mes con tantos malos ratos”, expone Cristy, residente en Santa Catalina.

En la prensa oficialista el discurso habla de otra realidad: “De los 15 acuíferos que suministran las ciudades y los polos turísticos, 12 están en situación normal”. El papel aguanta lo que se le ponga, quienes no resisten más son los ciudadanos como Andy, Juana u Ofelia que viven con la duda de si al menos mañana podrán bañarse.

Vladia Rosa García