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Cuba

Lima 2019: Cuba termina con su peor actuación en más de 50 años

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Por Roque Díaz

Lima 2019, la peor actuación de Cuba en más de 50 años: 33 títulos y una medalla más en el total (98), lo que ubicó a la isla en el quinto lugar en el medallero final por países

Con los dos metales dorados logrados por la delegación cubana en esta última jornada de los XVIII Juegos Panamericanos de los judocas Idalis Ortiz, en más de 78 kg, y Andy Granda, en más de 100 kilos, la isla concluye su participación con 33 títulos (tres menos que en la pasada edición de Toronto) y con una medalla más en el total (98), lo que la ubicó en el quinto lugar en el medallero final por países y desciende con respecto al cuarto puesto de hace cuatro años.

El boxeo continuó siendo el deporte que más preseas áureas aportó a la cosecha cubana con un total de 8, seguido de la lucha, el judo y el atletismo, con 5 cada una.

Los otros títulos estuvieron repartidos entre el tiro (4), remo (2), canotaje (2), y uno per cápita logrado por el ciclismo y la esgrima. Un total de 20 deportes lograron al menos una medalla de cualquier color.

Aún es muy temprano para que los dirigentes del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) emitan un comunicado oficial sobre la actuación de la mayor de las Antillas en este evento regional, pero ya algunos medios de prensa se han pronunciado catalogando de meritorio el trabajo y esbozando razones que poco convencen a los aficionados de los deportes.

Un quinto lugar por países representa la peor actuación de una delegación cubana desde hace 52 años, cuando se situó sexta en los juegos de Winnipeg, Canadá, en el año 1967, con solo 7 medallas de oro, 15 de plata y 24 de bronce.

Además estamos hablando de la nación que durante años se vanaglorió de ser una potencia deportiva, al punto de ganar los juegos de La Habana en 1991 y terminar en la quinta plaza de los Juegos Olímpicos de Barcelona, un año más tarde.

Cuba, antes del comienzo de este evento multideportivo, se había subido a lo más alto del podio 875 veces, casi el triple de Argentina (quien ahora estuvo a punto de desplazarla al sexto escaño), y había obtenido un total de 2026 medallas en todas sus participaciones anteriores, un poco menos de la mitad de las logradas por Estados Unidos (4431).

Sin dudas, el deporte cubano, por más que quieran negarlo sus dirigentes, ha ido en picada desde hace algunos años, subvencionado por un Estado que apenas puede sostener su economía.

Aquellos tiempos gloriosos de grandes campeones y cosechas insólitas no regresarán jamás mientras no reconozcan la necesidad urgente de financiamientos, imposible bajo las sombras de un sistema social inefectivo y parásito.

El desarrollo exponencial de la mayoría de los países del área en materia deportiva va en correspondencia con su crecimiento económico, movido por grandes inversiones y motivaciones personales y colectivas.

El deprimente estado en que se encuentran muchas de las instalaciones deportivas en Cuba, la escasez de implementos, la falta de roces internacionales y de recursos en general, no puede ser una justificación para quedarse sentado en una oficina aplaudiendo las hazañas cada vez más escasas de nuestros atletas.

El deporte cubano necesita un cambio que no llegará mientras no se remuevan todos los pilotes que cargan el peso de la sociedad en sí misma, de sus leyes directrices y de su filosofía errada acerca del mundo que la rodea.

Mientras tanto, seguirán las frases huecas, los grises discursos políticos, la autocomplacencia y las estériles justificaciones que no podrán evitar la decadencia de nuestro sistema deportivo.

 


 

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