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Cuba

Hoteles en Cuba: el privilegio de algunos

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Por Lucía Jerez

Hace ya más de 11 años, los cubanos pueden alojarse en los hoteles de la isla. Sin embargo, para algunos es un privilegio que no pueden permitirse por lo elevado de los precios

El 31 de marzo de 2008 varios anuncios impactaron en la sociedad cubana. Cumpliendo su palabra de “eliminar ciertas prohibiciones”, el entonces gobernante Raúl Castro autorizaba a los habitantes del país a disponer de teléfonos móviles, comprar equipos electrodomésticos en las tiendas y hospedarse en hoteles de la isla.

Según un artículo del diario español El País, titulado “Raúl Castro autoriza el libre acceso de los cubanos a los hoteles, “hasta el momento los cubanos no podían alojarse en un hotel de turismo internacional, a no ser parejas en luna de miel o estudiantes y trabajadores destacados acogidos a un plan especial”.

Esta última medida fue justificada por las autoridades como una necesidad del momento, dada la escasez de habitaciones que existía en los hoteles y para limitar las desigualdades sociales surgidas en los críticos años 90.

“Yo me acuerdo que en el 2005 vine de España a pasar mis vacaciones. Quería llevarme a mi familia a un hotel por unos días y me dijeron que yo sí podía porque era ciudadana española residente en ese país, pero ellos no porque eran cubanos. Para mí eso fue una humillación”, cuenta Beatriz.

En realidad, la restricción no solo influía en la economía, sino en el espíritu de un pueblo al que se le negaba, más que una opción, un derecho.

“Ni antes, ni ahora, he tenido dinero para ir al hotel más barato”

Fue así que una vez eliminado el impedimento, en muchos cubanos actuaron factores psicológicos y económicos. El tema no era ya si estaba permitido entrar, sino con qué dinero, pues los precios de las instalaciones permanecieron intactos.

“A mí sinceramente me da lo mismo. Aunque siempre lo hubiesen autorizado yo no iba a poder ir. Porque ni antes, ni ahora, he tenido dinero para ir al hotel más barato. Es algo impensable para una persona que viva de su salario”, señala Yosvani.

Según una trabajadora de la agencia de viajes Cubatur, el valor más económico de una instalación de este tipo oscila entre los 35 y 40 CUC, que representan alrededor de mil pesos en moneda nacional. En tanto, los más costosos pueden rondar el monto de 300 CUC (7 500 pesos).

Con el nuevo aumento salarial anunciado meses atrás el sueldo mínimo ascendió a 400 pesos. El medio también subió y en algunas ocasiones puede rondar los 1 060 pesos, equivalente a 42 CUC.

“La gente se puso muy contenta cuando se habló del aumento de salarios. Es verdad que algo es mejor que nada, pero sigue siendo insuficiente cuando se analiza la carestía en este país, donde una botella de aceite de cocina vale 50 pesos. A veces uno no sabe cómo vestir y calzarse, así que ir a un hotel es imposible”, comenta Noelis, profesora de Secundaria Básica.

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Ante esta situación es evidente que los cubanos que acuden a estos lugares son los que tienen acceso a mayor cantidad de divisas, ya sea porque reciben remesas del exterior, trabajan para empresas extranjeras, o son dueños o empleados de negocios privados.

No obstante, resulta contradictorio que medios oficialistas como los informativos de la Televisión Cubana muestren amplios reportajes sobre la excelencia en cuanto a condiciones y servicio que ostentan los hoteles nacionales, haciendo propaganda a lugares a los que el salario medio no permite llegar.

Lo cierto es que aquellos ciudadanos que sean simplemente trabajadores asalariados vuelven a quedar fuera de la fila de los favorecidos.


 

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