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Cuba

Helado llega, pero nada de venderlo por bolas

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Un cubano identificado como Juan Carlos Hernández, escribió al diario Trabajadores  para comentar cómo, “a una cuadra del centro gastronómico El Na­ranjito, ubicado en la avenida Finlay y San Miguel, muni­cipio capitalino de Diez de Octubre, el helado que llega “se va por la puerta de atrás”.

En su carta, el cubano relata que a ese establecimiento, traen con cierta regu­laridad helado, “pero se hace imposible adquirirlos por bolas, ya que por lo general venden las cajas o ti­nas a 500 CUP”, reseña el doliente.

El hombre ha averiguado el porqué de tal situación; de la no distribución equitativa del helado, en bolas, para todos los residentes en la zona, visitantes, pasantes y transeúntes… las respuestas que a menudo encuentra difieren, y van desde que “el frí­ser está roto”, a que “no hay corriente”; o estas otras: “el helado está muy duro” o que “el helado está derretido”. Cualquiera de estas dos últimas causas, imposibilita vender el helado por bolas.

Este “fenómeno” no es nuevo. Bien que lo sabe Erich, ex trabajador del Coppelia en Cienfuegos. O Danilo, administrador durante varios años de no pocas unidades gastronómicas en la provincia.

El cubano ha encontrado el método “ideal” para la rotación rápida de la mercancía. Venderla por cantidades. Incluso aunque la vendiese al precio establecido, es más “eficiente” vender el helado, la mortadella, el pan, o lo que sea, por cantidades, para “cumplir el plan”.

Al menos esa “teoría” la tienen no pocos amigos gastronómicos que acumula uno en el ejercicio de la profesión. Y no hablo solo de los que como Erich, han vendido helado en el cienfueguero Coppelia de la calle Prado.

P.B, residente aún en Cuba, administrador de bodegas y centros gastronómicos, -“toda mi vida”, acota- dice que “vender todo de golpe” es la mejor solución para evitar “las mermas”.

En época de apagones, si te cae helado, croquetas, masa cárnica, o cualquier cosa que se pueda echar a perder, lo mejor es venderlo mi hermano; si no la pérdida tienes que reponerla de tu bolsillo, y eso cómo único se hace, sin que te afecte de verdad, es robando en la pesa“, explica vía telefónica.

Tal vez en “El Naranjito”, los empleados o el administrador no quieren que el helado se derrita. Digo yo, ingenuo.

Ariel P.

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