Flores en la tumba de un perro: una marcha animalista silenciosa

Cada vez más son condenados los episodios de maltrato animal en Cuba. Una marcha silenciosa rinde tributo a perro asesinado

La casi veintena de personas llamó la atención en la mañana del miércoles. Vestidos de negro y sin pronunciar palabra alguna marcharon con flores en las manos hasta una de las tantas explanadas de Guanabacoa. Homenajeaban a un perro muerto, tras violento episodio de maltrato.

En La Jata sucedía aquel triste espectáculo. Un animal inocente condenado a unos hierros, aprisionadas sus fauces a un tractor y, lógicamente, ajeno a la marcha del vehículo.

Le hubiese gustado gritar cuánto le dolía. Su cuerpecito recorrió un gran trecho arrastrado como el peor de los criminales. A su alrededor, unas cuantas voces pedían clemencia, mas eran opacadas por lo morboso de la situación y las cámaras de los celulares registrando el hecho. Unos cuantos, sencillamente, no estaban a favor ni en contra. Ese es otro método de aprobación.

Llamar a las autoridades sería otra opción fallida. ¿Bajo qué ley podrían pedir el alto? ¿Estarían ellos obligados a detenerse? No. En cualquier caso fuesen los agentes quienes infringirían las normas, coartando las libertades de un “ciudadano” sin motivo alguno.

Y es que en Cuba, mis amigos, arrastrar hasta la muerte a un animal indefenso, sin medios para huir de sus captores, es totalmente legal; manifestarse de forma pacífica por el derecho a la vida de estas pobres almas, no.

¿Hasta cuándo será prorrogada la Ley de Protección Animal en el país? Siento que a cada rato tocan el tema por calmar a las protectoras, que han demostrado tener voz por miles de cachorros en desgracia.

¿No sería mejor nutrirse de sus experiencias y contar con su ayuda voluntaria, que prohibir? Por supuesto, máxime en estos tiempos, en los cuales cada día se suman más a la causa.

En la mañana de ayer, esa alma anónima –ya no tanto- tuvo muchas voces. Sin importar la organización de procedencia, si pertenecías a una o no, el llamado fue atendido con creces.

Quienes no pudieron ir también cumplieron su labor. Muchos perfiles de Facebook amanecieron con una imagen del calvario del inocente animal y la frase “Ni perdono ni olvido”. Otros compartieron hasta el cansancio los post de la marcha silenciosa.

Y aunque algunos consideran que una marcha fúnebre a las 9 de la mañana, un documental, una poesía, una carta o una protesta pacífica ya no son suficientes, yo me siento orgullosa. En Cuba ya se etiquetan formalmente –sin miedo- al presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y otros funcionarios en el poder, haciendo uso del gobierno 2.0 promulgado por ellos mismos.

Los más reacios dirán que solo son cuatro gatos, pero ellos están gestando, en el sentido más estricto de la palabra, revolución. Me atrevo a decir que una de las más bellas de estos tiempos.

María Carla Prieto

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