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Cuba

Fiesta de “durakitos” en un cementerio desata fuertes críticas

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No es menos cierto también que el propio gobierno, a través de sus empresas, funcionarios y organismos, en no pocas ocasiones “irrespeta a los muertos”. Al menos tres ejemplos recientes bastan para ejemplificarlo.

Una especie de fiesta de disfraces llevó a un grupo de “durakitos” – así se les dice hoy en día a los adolescentes que tienen “swing”, que están “en la moda” (los que están en talla, como diría José Luis Cortés, “El Tosco”) – a un cementerio, y la foto que recoge “la actividad” fue publicada en el perfil de Facebook del periodista pinareño Ernesto Amaya donde, numerosos internautas y “opinólogos” han expresado todo su rechazo.

Algunos de los que comentarios giran en torno a lo más lógico: un cementerio no es para eso. Otro incluso pidió que sancionaran al administrador del lugar, y dijo que un cementerio “es un lugar sagrado” e hizo referencia al fusilamiento de los 8 estudiantes de Medicina en La Habana, en el año 1871, uno de los crímenes más horrendos de la metrópoli española cometido en la época de la colonia.

Otros expresaron que son los mismos adultos los que le dan mal ejemplo a los niños; mientras que otros, y hasta el propio “introductor” del tema, Ernesto Amaya hizo énfasis en el daño que está haciendo el reguetón en los llamados “durakitos”.

El género musical se ha convertido en una especie de “chivo expiatorio” de todos los males sociales en la isla, y adquiere ya ribetes de “bloqueo”, a la hora de usar algún argumento para justificar “algo malo”.

Reconociendo lo indiscutible: un cementerio es el lugar donde descansan los restos de muchas personas y es un lugar sagrado, no para liturgias y fiestas, no es menos cierto que muchos de nosotros, en nuestra época de adolescentes, nos aventuramos en alguna ocasión a “entrar al cementerio”, sin tener necesidad de entrar realmente.

No es menos cierto también que el propio gobierno, a través de sus empresas, funcionarios y organismos, en no pocas ocasiones “irrespeta a los muertos”. Al menos tres ejemplos recientes bastan para ejemplificar lo que digo:

Uno, la aparición de un trabajo hecho en el cementerio de Sancti Spiritus , donde el propio director del lugar aseguró que por falta de recursos se cometen “graves violaciones de ética y moral” a los cuerpos.

También, recientemente, la prensa de Cienfuegos abordó el caso de la venta de Ron y Bocaditos en pleno cementerio “Tomás Acea” de la ciudad sureña. Y la reparación que en estos momentos se acomete en el llamado cementerio judío de Guanabacoa, mostró unas imágenes deprimentes del lugar; muestra del estado de abandono por parte de – repito – organismos, empresas, con funcionarios y dirigentes al frente.

Dicho, esto, es cierto, a estos “durakitos” se les podrá dar un buen regaño, pero hay que mirar la viga en el ojo.

por Roberto A.

Comentarios
2 Comments

2 Comments

  1. Cirilo Leandro Jose Rojas

    August 11, 2019 at 6:36 pm

    A mi lo q me molesta es q le hechan la culpa al reggueton de todo. La música q uno oye no te hace mejor ni peor persona. Hitler escuchaba opera y asesinó a miles de judíos. Todos las personas mayores escucharon LA CHARANGA HABANERA y ese era el reggueton del siglo pasado y nadie nunca los criticó x escuchar esa música.No digo q esta bien lo q hicieron al contrario esta muy muy mal pero hay q reconocer las cosas como son.

    • Redacción Cuballama

      August 12, 2019 at 3:50 pm

      hola, cirilo

      si lee el artículo detenidamente, el autor también se refiere a eso: a que hay una tendencia a culpar al reggaeton de todo lo malo que ocurre en Cuba.
      saludos

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