Connect with us

Cuba

El suministro de agua en Cuba, entre salideros y sinsentidos

Published

on

Texto y fotos: Flavia Viamontes

Ada

Ada Sánchez trabaja prácticamente cada cuatro días, la misma frecuencia con que entra el agua a su casa. Tiene 52 años y es asistente en una clínica estomatológica en el municipio habanero de Arroyo Naranjo.

“Al principio me daba pena faltar al trabajo, pero no tengo más opción porque cada cuatro días entra el agua y tengo que aprovechar para lavar, llenar el tanque y cuanto pomo encuentre para poder garantizar el abastecimiento de mi casa hasta que nuevamente nos toque”, apunta.

Además, acota, “casi siempre trabajo hasta mediodía porque, sin agua, en la clínica prácticamente no podemos hacer nada y tenemos que virar a los pacientes para su casa”.

Ariel

Ariel Matos es maestro de Educación Física en una escuela de Jaruco, un pueblo ubicado a unos 30 kilómetros de la capital cubana.

“Desde hace cerca de 30 años vivo en el mismo vecindario con mi esposa y mis dos hijos, y el tema del agua realmente ha sido un infierno”, afirma.

Sus madrugadas en vela no han terminado a pesar de que sus hijos ya son grandes. “A esa hora es que entra un poquito de agua y tenemos que aprovechar para llenar la cisterna, bombearla al tanque elevado y repetir la operación hasta que se llene completamente. Mis ojeras en la mañana son de infarto, y para qué decir las de mi esposa”, expresa entre disgustado y resignado.

Esta situación la han planteado en cuanta reunión han podido a lo largo de todos estos años. “Nos han respondido que están previstas inversiones y otras acciones para que se resuelva el problema del agua en el pueblo en general, pero todavía estamos esperando. La última vez que vinieron a cobrar el agua, decidimos no pagar porque estamos cansados de dar dinero por un servicio de pésima calidad”, asevera.

Eduardo y Felicia

Eduardo y Felicia están casados desde hace más de 35 años. Viven en un pueblo de la occidental provincia de Artemisa. Su casa está ubicada a dos kilómetros de la carretera.

Quizás por testarudos decidieron quedarse a vivir en el sitio, aunque estén un poco intrincados: “Por suerte, nuestros hijos han hecho su vida en lugares cercanos”.

Eduardo se jubiló hace pocos años y a Felicia le falta poco tiempo para hacerlo. Relatan que a cada rato padecen problemas con el suministro de agua. “No me quiero ni acordar de la última vez”, explica Felicia. “Fue hace como dos meses y estuvimos más de 21 días sin agua. Primero nos dijeron que se había roto una pieza de la turbina que bombea el agua para el pueblo y después que se había quemado el motor”, añade.

“Lo cierto es que estuvimos una pila de días sin agua y pagando pipas a 100 pesos (cuatro CUC), pero eso no hay bolsillo que lo aguante. Nuestros hijos nos ayudan, pero aún así es muy duro. No solo nosotros fuimos afectados, toda la gente del pueblo estaba en la misma situación”.

Salideros en las calles

Según el Grupo Empresarial de Acueducto y Alcantarillado, Cuba pierde al año aproximadamente cinco millones de dólares por el agua bombeada que se fuga a través de las redes intra-domiciliarias.

“Para incentivar el uso racional y productivo del agua, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos desarrolla un programa de metraje en los sectores estatal y residencial”, según refiere la información divulgada en marzo pasado.

Sin embargo, después de conocer historias como las de Ada, Ariel, Eduardo y Felicia, y se lee esta información oficial, las reacciones de la población se disparan.

“Informaciones como esas hacen que la sangre me hierva. No solo existen salideros en las viviendas, ya que también abundan en las instituciones estatales y en las vías públicas. ¿Usted sabe cuántos salideros hay por parte de la Empresa de Acueductos? Estoy seguro de que la mayor parte del agua que se pierde es por causa de los salideros en las calles”, enfatiza Wilfredo Asencio a Cuballama.

“Puede que se pierdan millones en las casas por los salideros, pero alguien me puede responder dónde se pueden comprar herrajes de calidad y con precios que estén acorde con el salario del común de los cubanos”, manifiesta por su parte Esther Montes de Oca, otra de las ciudadanas que sufre la escasez. Al respecto, el Grupo Empresarial de la Industria Sidero-Mecánica reconoce que existe una “situación compleja” para garantizar los diferentes surtidos, debido a la falta de financiamiento y de materias primas importadas.

Más allá de dificultades de cualquier índole, lo cierto es que los problemas con el abastecimiento de agua son muy frecuentes en Cuba. En La Habana abundan los salideros, un panorama que se repite en Camagüey, Bayamo o Villa Clara, confirmaron a Cuballama residentes en esos sitios.

“Al ver el derrame del vital líquido, a cualquiera se le aprieta el pecho porque sabe que en las calles corre y se desperdicia, pero a muchas casas no llega”, expresa Marta González desde Bayamo.

Comentarios

LO MÁS TRENDING

LO MÁS VISTO