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Cuba

¿Dónde están los baños públicos de la capital?

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Por María Carla Prieto

El problema de los baños públicos en Cuba es viejo. Si tienes una urgencia estando en la calle, ni sabes para dónde coger

El clima de la isla lo potencia. La sed hace mella en la coraza de los cubanos: granizados, refrescos y jugos se agolpan en nuestras vejigas, para ponernos en una situación embarazosa pues, en la capital, escasean los baños públicos.

Si subes por la Rampa y tienes una urgencia, ¿a dónde vas a parar? Una opción es el Pabellón Cuba, otra puede ser el Habana Libre, pero para llegar a este último se debe tener una preparación previa: “Si entras a cualquier hotel, debes hacerlo conociendo el lugar. Al ser cubano, necesitas simular alguna compra; si preguntas por el baño la seguridad no te dejará entrar”, me comenta Tania.

Pero este no es un evento aislado de los complejos turísticos. En el Bim Bom una heladería estatal ubicada en 23 y Malecón, por ejemplo, quienes no son clientes no pueden entrar para usar los baños. Por esta razón, las rocas dispuestas alrededor del Hotel Nacional siempre tienen un hedor desagradable.

“En los carnavales es cuando único ponen esos portátiles, hediondos todos. Cerca de ellos no hay quien se pare. En días normales, cualquier persona que salga de su casa y tenga deseos de orinar se puede morir y no va a encontrar ninguno”, asegura Elianis, vecina del Vedado.

Selma, dependiente de CUPET, relata que en la instalación había un pequeño baño, pero la falta de personal causó el cierre. “Teníamos un señor mayor encargado de su apertura, la limpieza; se buscaba un dinerito por eso. Cuando él no pudo volver a trabajar, no apareció nadie más. El cubículo pasó a disposición exclusiva de los trabajadores”.

Aunque debiera, no se incluye la utilización de los baños en los costes de los centros recreativos. Casi todos emplean a una persona en la puerta cobrando el acceso. En el Café Teatro Bertolt Brecht, por ejemplo, debes abonar 1 peso MN, incluso cuando traigas tu propio papel higiénico. Este precio es solo por usar el inodoro, pues el recinto rara vez tiene agua o jabón.

Los particulares no están muy por encima en este aspecto, aunque la limpieza juegue a favor de sus establecimientos. Hace poco, en el Mío y Tuyo, uno de los bares más renombrados de la ciudad, una mujer me reclamó por darle 10 centavos en CUC como propina. “¿Tú crees que ese sea pago para el VIP de un bar como éste?”

Baños públicos en negocios privados

En la piquera de carros hacia la provincia de Mayabeque las colas son infinitas y con un tiempo de espera ilimitado. El calor, el sol, la incomodidad y la espera son factores que atentan contra todo el que decida viajar para esta zona. Por eso, en el solar de enfrente hay todo tipo de negocios privados.

“Usar el baño es a 5 CUP, sin muchas condiciones, pero todo el que viene es porque no tiene otra opción. Aquí, a la casa, viene el agua dos veces al día, lleno los tanques y con eso lo voy descargando. Para lavarse las manos si no tengo. Si desea, en el caso de las mujeres, almohadillas sanitarias, le sale a 10 CUP el servicio en general”, me explica Nuria, la señora que lo lleva.

Los vecinos también venden los pomos de agua fría a 10 CUP. Eso sí, el pomo debes devolverlo. Despachan granizados de varios sabores a 5 CUP; pasa un señor que vende el refresco de lata a 20 y en la mayoría de los casos tienes que terminar en la casa de Nuria.

¿Acaso ir al baño es un lujo? Obvio no. Deberían estar disponibles, el menos en los lugares más céntricos, algunos de plástico, como los instalados en las obras constructivas. En las calles no, pero en los numerosos hoteles capitalinos en proceso de fabricación los hay.

¿Por qué para los cubanos no? ¿Serán las armazones de aluminio habilitadas durante los carnavales el máximo confort al que podemos aspirar?

 


 

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