Decimista cubano Alexis Díaz Pimienta se roba el show en un bar de Madrid a base de décimas

El genial decimista cubano Alexis Díaz Pimienta se robó toda la atención en un bar de Madrid cuando, comenzó a deleitar y explicar a los presentes cómo es que se hace una décima espinela.

Al inicio hay un poco de distracción entre los presentes, pero poco a poco el bullicio se fue aplacando hasta que solo se podía oir a Pimienta improvisando – mientras explicaba – y si acaso a una mosca.

Entre los asistentes al local se encontraba el cantautor español Andrés Suárez, protagonista junto a Buena Fe del tema “Volar sin ti”, quien andaba algo entretenido hasta que uno de sus amigos lo llamó insistentemente para que no se perdiera ni un segundo del portento cubano de la décima.

La improvisación terminó hasta con un coro de “Alexis, Alexis,…” similar al que se suele escuchar en los estadios de fútbol cuando los fanáticos comienzan a venerar a alguien tras una actuación de lujo.

Alexis Díaz Pimienta es reconocido como un maestro de la décima repentista en la isla; un estudioso como pocos de la espinela y un pedagogo que ha establecido formas y métodos para la enseñanza de este género tan popular en España, que se transplantó a Cuba con el descubrimiento y que, encontró en los campos cubanos un terreno fértil para la creación y renovación dando lugar al repentismo criollo.

La “actuación” de Alexis, empeñado en explicarles a ellos cómo es que se hacía la rima, y rodeado de un público que supo aplaudirle cómo el cubano se merecía, me recordó por instantes – aunque con diferencias, claro – aquella famosa anécdota de Violante, que intentó poner un día en aprietos al genial poeta español Lope de Vega y lo retó a escribir un soneto. La respuesta de uno de los grandes genios de las Letras Españolas no se hizo esperar:

Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.