Cuba: “Subir los salarios es arriesgado, pero necesario”

La medida debiera propiciar, a decir de una académica estadounidense “un mayor aporte inicial de los trabajadores, la eliminación de la doble moneda, y más cooperación entre las empresas estatales“.

Al menos así lo afirma en un artículo sobre el tema de los salarios en Cuba, Helen Yaffe, profesora de historia económica y social en la Universidad de Glasgow. Yaffe, especializada en desarrollo cubano y latinoamericano, y miembro visitante del Centro LSE de América Latina y el Caribe, asegura en su nota que “aumentar los salarios o las pensiones de 2,75 millones de cubanos conlleva la posibilidad de una mayor inflación y un déficit presupuestario más amplio“, sin embargo expone de igual modo que, a la larga, puede ser contraproducente la medida.

“Al igual que con las reformas económicas más amplias de Cuba, la intensificación de los mecanismos del mercado presenta riesgos para la economía socialista planificada del país, estas son concesiones necesarias dada la renovada agresión estadounidense y el deterioro de las condiciones internacionales“, escribe en la nota.

La académica expone como cada uno de los casi 1 millón y medio de trabajadores del llamado “sector presupuestado” recibirá un incremento en los salarios; al igual que los casi 1 millón 280 mil pensionadaos.

Estos trabajadores son los que “en su mayoría proporcionan servicios gratuitos a la población sin devolver ingresos al estado“, explica la docente.

La autora supone que los cubanos ahora, al subirles los salarios, trabajarán más

Esto gastos, que no se retribuyen en productos tangibles, incluyen sectores como la cultura y el deporte; pero también dos pilares “exportables” de la venta de servicios en condición de colaborantes extranjeros, por parte del gobierno de la isla: la salud pública y la educación.

“La medida, explica Yaffe, reconoce la lealtad y el compromiso de los trabajadores que han permanecido en empleos estatales, a menudo en los trabajos peor pagados“.

En un artículo a todas luces “positivo”, Cuba se desdibuja ante los ojos de la académica como el país donde el aumento salarial es “un paso hacia una reestructuración económica más amplia“, y en la que a medida que se establecen políticas más flexibles en los salarios y los precios, habrá “más flexibilidad en el proceso de planificación con un mayor aporte inicial de los trabajadores, la eliminación de la doble moneda, más cooperación entre las empresas estatales“. La autora supone que los cubanos ahora, trabajarán más; o al menos estarán más incentivados para rendir más y ser más productivos, una teoría sobre la cual no pocos buenos economistas han planteado sus reservas.