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Cuba

Cuba se ha convertido en el país de los puentes rotos

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Cuba tiene más que un puente roto. Tiene miles de puentes rotos. Sobre todo el del pensamiento, el del sentido común. El puente entre la sociedad y su gente está colapsado.

Cuba, esa hermosa isla que millones adoran y veneran se ha convertido no en “el país de las sombras largas”, sino en el país de los puentes rotos. Y no, no me refiero solo a esas estructuras físicas creadas por los hombres para cruzar dos puntos geográficos, sino en los puentes rotos del pensamiento. A esos que tienen los puentes rotos con la familia del exilio; a los puentes rotos con la emigración, con el sentido común. Y no son solo los únicos.

Si en la novela escrita por Hans Ruech, la aparición del hombre blanco trastoca todas las costumbres de los habitantes de una aldea, rompiendo el delicado equilibrio entre ellos; provocando reacciones violentas y poniendo a prueba el raciocinio de sus habitantes, llevándolos a una inevitable destrucción, la historia en Cuba es muy similar. En la isla caribeña “el hombre blanco” es el gobierno, y no porque no repare nada, sino porque no repara en algo tan simple como esto: es injusto culpar a las víctimas y convertirlas en sus propias victimarias.

Sucedió, por ejemplo, en el caso de las tres niñas habaneras que murieron aplastadas por un balcón desplomado sobre sus cabezas y cuerpos. Rápido delimitaron responsabilidades diciendo que las niñas “no debían haber estado allí”. Que la gente no respetaba las cintas o sogas que se colocan para delimitar una construcción en peligro… y cosas por el estilo.



Sucede ahora, con el caso del puente que se desplomó en Matanzas, donde las autoridades han responsabilizado del hecho a los 17 heridos.

El propio Gobierno Provincial de Matanzas le ha reprochado a las víctimas que cruzaran un paso peatonal en mal estado, lejos de -por ejemplo- reconocer que el dichoso puente ni siquiera tenía puesto un cartel de “Pasar con cuidado”.

Tras el colapso de la estructura, eso sí, se apresuraron a decir que las máximas autoridades del territorio se habían movilizado de inmediato para dar apoyo moral a los 17 heridos caídos desde una altura aproximada de 3,5 metros en el centro recreativo Las Cabañas (Paso del Medio), y que se personaron en el hospital provincial Comandante Faustino Pérez.

También hicieron énfasis en que estaban recibiendo una atención esmerada en el hospital; al igual de esmerada y rápida por parte de los bomberos y las ambulancias. Minutos después, en Facebook, un funcionario expresaba:

“Existe también la responsabilidad individual de, si el paso peatonal muestra evidentes señales de deterioro (…) no usarlo como tarima. 17 personas es un peso considerable para una estructura endeble (…)”.

Mientras se leen estas cosas, otro de esos “puentes rotos” le hace hervir la sangre a no pocas personas, principalmente en Facebook.

La madre de la niña cubana de 13 años que fue víctima de una violación grupal, ha denunciado en la Red Femenina de Cuba, una plataforma que se dedica a dar apoyo a las mujeres que han sido víctimas de la violencia de género, de algo tan inaudito como esto: la menor está siendo denigrada “como si ella fuese la que propició el hecho de ser violada por cinco hombres a la vez”.

En Facebook, se han encontrado comentarios como “ella sabía a lo que iba”, “seguro que iba vestida provocativamente”, “las niñas de hoy en día están muy adelantadas” y cuanta torpeza similar usted pueda creer que se le pueda ocurrir a una mente podrida. Y no hablo solo de mentes varolines. Algunos de estos reprochables comentarios se han “escuchado” en bocas de no pocas internautas mujeres.

El asunto ni siquiera tiene ahí su peligro mayor.

Cleida García Díaz, madre de la menor, ha relatado de manera más que clara cómo, “al dirigirse al Técnico de Alamar para indagar por qué habían liberado a tres de los agresores de su hija ni habían capturado a los otros dos,(…) recibió de parte del investigador identificado como Carlos, Jefe de Instructores, una respuesta inaudita: que no había transporte disponible, y que los otros fueron liberados por el problema del Covid-19 y que los juicios están paralizados.”

Peor aún. La madre ha relatado que dentro del mismo barrio donde reside se habla de la existencia de un video; y que los propios vecinos están desprestigiando a la niña, víctima de una violación grupal, con comentarios más que desafortunados.

La menor, a la que los violadores han dejado secuelas que podrían ser de por vida, está enfrentando rumores malintencionados, chismes, bretes. Tanto de hombres como de mujeres. ¿Qué han hecho las autoridades al respecto? Nada.

“Tres de los que violaron a mi niña eyacularon dentro de ella, y le trasmitieron una bacteria. A estas alturas mi niña aún no ha menstruado. A consecuencia de lo que sucedió tiene afectación psicológica severa. Está bajo tratamiento por ambas cosas. La llevaron a Medicina Legal, pero hasta ahora nadie nos ha dado ninguna respuesta o diagnóstico más allá de la confirmación de la enfermedad que le trasmitieron”, dijo su madre.

Sin embargo, si usted creía que con todo esto era suficiente, la madre fue advertida por las autoridades de que no siguiera hablando “por ahí” de lo que había sucedido porque, entonces, sería acusada de contrarrevolución.

La mujer y su hija viven aterrorizadas de saber que los violadores, todos mayores de edad, “están en la calle, riéndose de lo que hicieron a mi niña”.

Si usted creía que el problema era solo el de un puente roto, está equivocado. Hay muchísimas cosas más rotas en Cuba que un dichoso puente de hierro.

Y es hora de repararlo.

por Ariel P.

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