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Cuba

En Cuba unos están sin agua y otros con salideros

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Una mujer denuncia desde La Habana que a su casa no llega el agua. Otro desde Sancti Spíritus se queja de un salidero de agua que lleva 4 meses y nadie viene a arreglarlo.

Aurora Villa Barceló, vecina de Carretera del Asilo no. 164ª, entre los Pinos y Majagua, Casablanca, Regla, escribió al oficialista diario Trabajadores con la esperanza de que su queja, un vez publicada, logre captar la atención de las fuerzas del MININT, más concretamente la de los investigadores criminalistas, a fin de que alguien la ayude a dilucidar quién es la persona que la tiene a ella, y a todos los vecinos de la comunidad, viviendo hace 4 años con dificultades con la entrada de agua corriente.

El asunto parece serio y es misterioso. Tras la entrega de numerosas quejas y la aparición de algunos inspectores en el terreno, primero se llegó a reconocer que la tubería no presenta problema alguno; “el problema está en que se abre una llave de paso cuando alguien lo determina y entonces no entra el agua”.

¿Quién es ese alguien? No se sabe. La solución más inmediata que han encontrado es suministrarle a Aurora y al resto de sus vecinos el agua con pipas. No tienen regularidad en la entrega. Las pipas llegan a cualquier hora o día y Aurora, con toda su razón, reclama que aquellos que trabajan se quedan sin ver la pipa; que es lo mismo que quedarse sin agua.

Aunque un poco lejos de allí, en Sancti Spíritus, el problema de Fabio Martínez Salas (calle 2da. del Oeste, No.2, entre 3ra. y Río, reparto Colón, Sancti Spíritus) es completamente distinto. A él no le falta el agua, más bien le sobra. Y se bota.

Un salidero en una Calle de Güines.

No la bota él, que conste. Se trata de un salidero de agua potable en la cuadra donde él reside que, según su testimonio, lleva ¡cuatro meses! derrochando el líquido. Así lo explica en una carta a la sección Acuse de Recibo del diario oficialista Juventud Rebelde.



El hombre ha hecho todas las gestiones habidas y por haber. Fue a Acueducto dos veces. La segunda vez que fue, dos semanas después de haber ido por vez primera, se debió al hecho de que nadie había ido a solucionar el problema. Sin embargo, en la computadora aparecía como “solucionado” el salidero. Esa segunda visita ocurrió el 20 de julio y le dijeron que lo solucionarían.

Nadie vino a arreglar nada. Fabio montó en cólera y fue el 14 de agosto a denunciar el problema en Atención a la Población del Partido. Al mismo lugar volvió el 2 de septiembre, porque tampoco los de Atención a la Población del Partido resolvieron el tema del salidero.

Da la casualidad que ese día, el 2 de septiembre, a tres cuadras de su casa, o lo que es lo mismo, a tres cuadras del salidero que lleva 4 meses botando agua, Fabio se encontró una brigada de Acueducto que “estaba enfrascada en la solución de un salidero que solo llevaba diez días”.

El hombre habló con el jefe de la brigada y este le dijo que de su caso no sabían nada. Que ellos eran de Banao y estaban “apoyando”. Como no tenían orden para reparar el salidero en la cuadra de Fabio, terminaron y se fueron.

Un salidero de agua en G y 19, en La Habana

Fabio volvió a Acueducto. A indagar el motivo por el que su salidero de 4 meses, denunciado el 6 de julio, había cedido su prioridad a este otro.

Para sorpresa suya el hombre se encontró con tremendo fenómeno. Su reporte del 6 de julio ¡había desaparecido de la computadora! Al indagar sobre este extraño suceso la persona que le atendió le dijo que eso pasaba cuando el trabajo reportado se solucionaba.

Fabio fue entonces el 4 de septiembre a Atención a la Población del Gobierno provincial. Cansado de tanto “traqueteo” le manifestó a la funcionaria del gobierno que lo atendió que se sentía desprotegido y no sabía ya qué hacer ni a dónde ir. Le dijo que escribiría a la prensa para quejarse, y esta le respondió: “Es tu derecho hacerlo”.

Mientras, el salidero sigue ahí. De no ser porque la casa de Aurora está en La Habana, la solución “adecuada” hubiese sido tirar una tubería de la cuadra de Fabio a la de Aurora pero, imagínense ¿cuánto demoraría ese arreglo?

Seguramente meses, porque la burocracia cubana no entiende de metros, de faltantes y derroches. Cuando se tranca, se tranca. Y peor que un dominó.

“Hasta hoy nada han resuelto y esto cada día se complica más. Qué falta de sensibilidad, respeto y amor por lo que hacen. Después de este correo, de seguro vienen las justificaciones y lamentos”, concluye Fabio su enojada misiva al diario oficialista Juventud Rebelde.

por Ariel P.

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