Cuba
Correos de Camagüey inundado de bultos postales
La oficina de correos de Camagüey, donde se clasifican y distribuyen los bultos postales, parece un almacén de alimentos. Allí no cabe un paquete más.
Un artículo publicado en Adelante, medio oficialista de la provincia de Camagüey, da cuenta del atoro que existe en la oficina de Correos de Cuba con los llamados bultos postales. Las imágenes son más que elocuentes.
Tal parece un almacén de víveres, repleto, como se diría en cubano “hasta el moño”. No en balde las entregas están tan atrasadas, y gente que envió paquetes desde el año 2020, todavía no tienen la confirmación de que sus familiares en la isla lo han recibido.
Muchos de estos paquetes contienen alimentos y medicinas, fundamentalmente.
El periódico dice que “siguió el camino que recorren los bultos desde que llegan a la provincia hasta la entrega, ya sea en el domicilio o la recogida por el cliente en las oficinas de la Empresa de Correos de Cuba” y lo que ha encontrado es una madeja que no hay Dios que la desenrede.
Confirma el medio por escrito lo que sus fotos muestran. El Centro de Clasificación Postal de la provincia está desbordado.
“Prácticamente no se puede caminar allí adentro, hay paquetes por todos lados”, señala el diario oficialista.
Jorge Carlos Jiménez Leiva, director adjunto de Correos en Camagüey, explica que debido a que el centro está abarrotado, se han tenido que buscar otras áreas para almacenar lo que va llegando. El funcionario expresó que además, “han tenido que mover personal administrativo, de oficina y hasta choferes para hacer frente a la explosión de paquetería”.
Parte del problema lo generó la paralización, a nivel mundial, de la paquetería; pero la crisis económica, a la cual se sumó la crisis provocada por la llegada del coronavirus a la isla en el 2020, provocó que familiares desde el exterior duplicaran el envío de paquetes.
La empresa asegura, datos mediante, que “durante 2020 se procesaron en la provincia más de 80 600 paquetes”. Esta cifra es el doble de lo recibido en el 2019.
“Ello superó toda la infraestructura creada para trabajar unos 2 000 bultos por mes; en enero de 2021 recibieron más de 10 700”.
“(…) a lo sumo hemos estado trabajando solo en eso 15 personas”, dice Renel Serrano Torres, director del centro de clasificación.
Serrano señaló que junto a él laboran 20 personas, 10 se dedican habitualmente a la paquetería, pero ni así logran dar solución al atolladero.
“Cada uno aquí procesa entre 200 y 300 paquetes diarios, pero no tenemos las condiciones óptimas para la explosión que se ha dado. Antes usábamos nada más el área de atrás del Centro, ahora ocupamos todo y no da abasto, hay valijas hasta en otra de las dependencias de la Empresa. Tampoco hay un flujo organizado, por donde mismo entran tienen que salir y eso entorpece el trabajo”, reconoce el joven Alberto Toledo Leguén.
El diario, al terminar el trabajo periodístico señala saliendo del Centro de Clasificación, se encontraron con un cartero “que hacía hasta lo imposible por llevar junto con él una pesada carga”.
La entrega, la haría, dice Adelante, “en una bicicleta para la que no hay gomas” y que no está habilitada para la entrega de paquetes. El hombre, creyente fiel de que la gente no puede esperar ni un día más por sus paquetes, amarró como pudo el pesado bulto a la destartalada bicicleta.
Mientras eso sucede, cientos de dirigentes en Cuba, hasta mandan sus choferes a llevar a sus hijos a la escuela, a su mujer al trabajo. Incluso, a que le hagan los mandados.
Ariel P.
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