CNN en La Habana: ¿Se reanudarán los servicios consulares?

La corresponsalía de CNN en La Habana parece vigilar muy de cerca los acontecimientos en la capital. Sobre todo, vislumbra un regreso de los diplomáticos de EE.UU. al edificio situado frente al conocido Malecón.

Patrick Oppmann, corresponsal de CNN en La Habana se preguntó recientemente si los servicios consulares de la Embajada de EE.UU. en La Habana se reanudarán, tras el incidente de los ataques sónicos, y expone entre muchas preocupaciones el caso de Víctor Alfonso Cedeño, “un ilustrador cubano que sufre de una forma de cáncer muy rara y posiblemente fatal”.

“Tiene un tratamiento establecido para él en Estados Unidos, pero no puede obtener una visa porque los servicios consulares están cerrados en La Habana”, dijo Oppmann en un tuit que busca de alguna manera no solo levantar interés sobre la necesidad de que Víctor -el creador de Yesapín García- obtenga su visa en La Habana, sino también todos los cubanos interesados en viajar a los EE.UU.

This is Victor Alfonso Cedeño, a Cuban illustrator suffering from a very rare and possibly fatal form of cancer. He has treatment set up for him in the US but can’t get a visa because consular services are closed in Havana. pic.twitter.com/Zmli1wMUEj

— Patrick Oppmann CNN (@CNN_Oppmann) February 19, 2021

A simple vista una pregunta de este tipo, visto lo visto con la llegada del gobierno de Joe Biden tendría una respuesta positiva. El problema parece ser cuándo; un cuando que para muchos cubanos parece una eternidad.

Apunta Oppmann que “a medida que el Departamento de Estado revisa los cambios realizados en la política de Estados Unidos durante la administración Trump, la renovación de la embajada de Estados Unidos en La Habana se perfila como una cuestión clave y un desafío”.

El periodista destaca como a finales del 2016, luego de la apertura de la embajada de EE. UU. justo frente al Malecón de La Habana, esta se convirtió en un lugar “solicitado, con diplomáticos compitiendo para servir en un país donde los funcionarios del servicio exterior estadounidenses estaban haciendo historia como EE. UU. y Cuba (…)  los diplomáticos estadounidenses en sus casas y habitaciones de hotel en La Habana comenzaron a experimentar síntomas inexplicables, como mareos y fuertes dolores de cabeza”.

“Finalmente -dice Oppmann haciendo referencia a un informe de la Junta de Revisión de Responsabilidad del Departamento de Estado de 2018 recientemente desclasificado- 24 diplomáticos fueron diagnosticados con daños cerebrales que iban desde un deterioro leve hasta lesiones “tan graves que es posible que nunca puedan regresar a sus trabajos anteriores”.

“La causa de sus afectaciones sigue siendo un misterio”, explica el reportero que luego añade: “parte del secreto en torno a los incidentes probablemente tuvo que ver con el hecho de que los oficiales de la CIA que trabajaban bajo cobertura diplomática fueron de los primeros funcionarios estadounidenses afectados por los incidentes y los primeros en salir de La Habana”.

Oppmann, el corresponsal de CNN, parece intuir que un cambio se avecina pronto, algo que a fin de cuentas pudiera servir de mucho interés para el gobierno de La Habana, y no precisamente motivados porque “el pueblo” viaje.

Por estas horas, en CNN también, un trabajo de otro periodista intenta encontrar las variables tras la solicitud hecha a través del portal La Joven Cuba, en una carta enviada al presidente Joe Biden para que este restituya a la mayor brevedad las relaciones entre los países.

La firma de la misiva por un grupo numeroso de cubanos ha sido cuestionada hasta la saciedad por no pocos cubanos, quienes alegan que el documento fue redactado con mucho cuidado de no molestar a La Habana con críticas. El destacado intelectual Carlos Alberto Montaner incluso piensa que los firmantes fueron hasta “ingenuos” en sus intereses.

En todo caso, parece incuestionable que Biden de un paso hacia la isla muy distinto al que dio su predecesor; pero los hechos recientes en la isla, en materia de derechos humanos pudieran hacer que el presidente más anciano en la historia de los EE.UU. se mueva con cautela, y a diferencia del “iniciador” Barack Obama, no dé mucho “del todo”, sin recibir nada a cambio.

Ariel P.

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