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EEUU

Tres años de cárcel para farmacéutico que destruyó vacunas anti COVID

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Ahora, deberá permanecer 36 meses tras unos barrotes, más otros tres años de libertad supervisada, entre otros pesares.

Un farmacéutico que destruyó “intencionalmente” 500 dosis de vacunas  contra el COVID recibió tres años de prisión en Wisconsin, a pesar de que el hombre se mostró “desesperadamente arrepentido y avergonzado” por lo que hizo, según le dijo al juez en la sala.

Sin embargo, a pesar del arrepentimiento y la verguenza que sentía Steven Brandenburg, el juez lo condenó a 36 meses de cárcel. Es decir: tres años.

Brandenburg se declaró culpable de dos cargos de intentar manipular productos de consumo con imprudente indiferencia, y en teoría se salvó de una sentencia mayor. La fiscalía, con esos cargos, buscaba meterlo en chirona unos diez, pero al aceptar su culpabilidad y mostrar arrepentimiento, el juez de la Corte de Distrito de los Estados Unidos, Brett Ludwig, le quitó siete años en el talego.

“Solo quiero terminar diciendo que estoy muy avergonzado y le agradezco, señoría, por permitirme decir eso”, expresó al final de su argumento de reconocimiento de culpabilidad Brandenburg, y el juez Ludwig le respondió justo después, al parecer convencido de las disculpas de Brandenburg, y de su sinceridad.

“Creo que sus declaraciones fueron sinceras. Te deseo suerte en el cumplimiento de esa condena y en seguir adelante con tu vida.”

¿Cómo fue que arruinó las vacunas?

El hombre, que trabajaba en el Aurora Medical Center en Grafton, Wisconsin, fue despedido el pasado mes de diciembre, luego de que el hospital dijera que admitió que “quitó intencionalmente la vacuna de la refrigeración”.

El asunto no se quedó ahí, y en medio de una emergencia nacional con el tema de las vacunas y la pandemia – más bien una emergencia mundial – la fiscalía fue, con toda la razón del mundo, tras el cuello de Brandenburg.



En total fueron 500 dosis de la vacuna Moderna las que el hombre arruinó, tras desconectar el refrigerador que las conservaba en su temperatura óptima.

Su acción fue deliberada, y no un arrebato de una noche, ya que fueron dos noches consecutivas las que Branderburg desconectó el aparato. Las vacunas estuvieron fuera de refrigeración desde horas de la noche hasta la mañana del otro día.

Por si fuera poco, sabiendo incluso que ya las vacunas estaban arruinadas, Brandenburg las devolvió al refrigerador. Como bien indicó la Fiscalía en su alegato, hay 57 personas en Wisconsin que potencialmente están expuestos al virus de la COVID-19, creyendo que están protegidos, pues fueron vacunados con estas vacunas que daño Brandenburg.

¿Por qué lo hizo? Pues porque él creía firmemente que todo este asunto del covid-19 es “una conspiración”. También es un antivacunas confeso, pues según le dijo a los investigadores cuando fue arrestado, él cría que “la vacuna no era segura para las personas, porque podían contener un microchip, que podría dañarlas y cambiar su ADN, y dejarlos infértiles”.

Ahora, deberá permanecer 36 meses tras unos barrotes, más otros tres años de libertad supervisada.

Deberá pagar además $ 83,000 en restitución por el daño causado, y por si fuera poco, la Junta Examinadora de Farmacias de Wisconsin suspendió su licencia a principios de este año, lo que le prohíbe ejercer en farmacias estatales de por vida.

por Ariel P.

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