Un café imposible con Mauricio Figueiral

Texto y foto: María Carla Prieto

El cantautor Mauricio Figueiral siempre vuelve a Cuba, aunque las 13 canciones de su último disco hayan sido escritas fuera de la isla

Atrás quedaron los años dorados de la trova cubana. El movimiento, al cual se debieron tantos grandes, quedó relegado por el empuje de sonoridades más contagiosas. Dicen por ahí que quien tuvo, retuvo, y aunque la canción de autor ya no se encuentre entre lo más defendido, artistas de las nuevas generaciones siguen apostando por ella.

Un café con Mauricio Figueiral, cantautor y realizador audiovisual cubano, es una hazaña. Inmerso a la vez en varios proyectos artísticos, es probable no poder conseguirlo.

El Mauro anda como el conejo de Alicia, llega tarde a todos los sitios. El polaquito blanco, su compañero inseparable, recorre la ciudad con instrumentos musicales o de realización agarrados del techo. Por estos días tiene mucho para celebrar.

“La buena vida es mi noticia en el año 2019. El disco consta de 13 canciones de mi autoría, escritas mayormente fuera de Cuba. Para mi tercer álbum me planteé trabajar géneros como el son y la música tradicional. Este es el resultado del trabajo en equipo de un grupo de talentosos músicos como Rodney Barreto, David Hernández, Marcos Alonso y Carlos Gaitán. Obtuvimos un acabado con mucha mixtura, logrando una sonoridad muy buena”.

“En este disco comparto con Interactivo, con Roberto Carcasés como arreglista, la banda entera acompañándome, Cimafunk haciéndome los coros; además, tuve el placer de trabajar con grandes de la talla de  Waldo Mendoza, Polito Ibáñez, o Pancho Amat”.

¿Por qué este giro en tu carrera?

“Me he querido abrir hacia la música nacional pues en los escenarios internacionales no se espera reggae ni rock and roll de un intérprete cubano. Por ese motivo  me he ido enamorando de ella, además porque está invadiendo el mercado internacional y tiene nichos importantes en Nueva York, Colombia, Perú, Caracas”.

Egresado del Instituto Superior de Arte, en la especialidad de Radio, Cine y Televisión, el compositor  se confiesa un especialista en la producción de videos, sobre todo de bajo presupuesto.

“Aun cuando no es mi pasión, he sabido adecuar la realización a mi trabajo sonoro, sobre todo en el ámbito de la publicidad, mía y de amigos sin dinero para financiarla. Cuando necesitan hacer DVDs o conciertos en vivo y no tienen un sello disquero interesado, o la liquidez para pagar lo caro que resulta el producto audiovisual en el mundo entero, aparezco yo.

“Tres o cuatro amigos con las cámaras nuestras, a veces con los teléfonos mismos, nos unimos y hacemos proyectos bastante dignos, cuyo fruto nos han dado una permanencia en el mundo de la música”.

Estás atareado en estos días. Háblame del motivo.

“Conduzco y dirijo un programa de televisión para el binomio RTV Comercial y Canal Habana. Se trata de una idea personal, llamada Sesiones Vagabundas, consistente en 12 capítulos de 27 minutos en los cuales hacemos música en vivo en la calle. Con equipos muy básicos, un grupo de cuatro realizadores -un sonidista, dos camarógrafos, una productora y yo. Nos sentamos en una parada, el portal de una bodega, el Malecón, para cantarle a los transeúntes”.

“Esta primera temporada me acompañarán doce artistas de primer nivel cuyas identidades prefiero mantener en secreto. Ya tengo pactada una  segunda entrega, esta vez con compositores totalmente desconocidos, a los cuales espero la emisión televisiva ayude a acceder al Ministerio de Cultura o a empresas musicales cubanas”.

A la vez, su vida está inmersa en la gira nacional Lucas150, cuya duración alcanza ya el año.

“Estoy muy agradecido de poder formar parte del proyecto, pues me ha dado la posibilidad de conocer Cuba al strike. Es algo significativo en 2019, un año de profundos cambios, poder aterrizar en esos lugares y hablar con la gente para empaparme del tipo de país con que sueñan. Encuentro en el pueblo cubano optimismo, ganas de crecer, mentes abiertas y mucha fe”.

¿Y Cantautores Imposibles?

“Es un proyecto personal de televisión independiente, una especie de reality show con  importantes trovadores  latinoamericanos, estadounidenses, europeos, con quienes quisiera vivir unos días. No nos interesan los discos o cuánto los han aplaudido, sus victorias o derrotas, busco saber cómo piensan, hablar con ellos de las temáticas actuales del mundo: política, cultura, economía, sexo, dinero. De este modo, mostrar cómo sus maneras de pensar han perfilado la obra y el modo de defenderla”.

“Aunque muchos de ellos aún no lo saben, me encantaría entrevistar a Santiago Auserón, Juan Perro y Javier Ruibal, de España;  a Pablo Milanés y Carlos Varela, a Numa Moraes, de Uruguay. Para esto hemos creado un crowfunding con amigos del mundo y recibimos una respuesta asombrosa. Hasta el momento tenemos presupuesto inicial, probablemente, el 20 de noviembre comenzamos con el primer capítulo”.

Hay un brillo especial en sus ojos, cuyo origen no es la satisfacción profesional. ¿Pasa algo más?

“Estoy en un momento de mi vida maravilloso, pues voy a ser papá. Es el primer síntoma de vejez que percibo, aunque no puedo ser más inmaduro diariamente. Espero poder llevarlo conmigo por el mundo en cuanto pueda tomar leche en un biberón, a cumplir con todos esos sueños”.

Los músicos lo llaman para despedirse. Acaban de grabar un programa y aún le queda una entrevista. Vuelve a enfundarse el saco. “¿Ves? Este ajetreo me encanta. Mi único deseo, de corazón, es seguir maniobrando entre trabajo y familia como hasta ahora, sin ventajas de ninguna parte. Si mi familia me quitara la música o viceversa, se me borraría la sonrisa”.

¿Por qué siempre vuelves?

“Por cuestiones de trabajo y personales he tenido la oportunidad de pasar los últimos nueve años de mi vida fuera de Cuba, recorriendo países latinoamericanos, algunos europeos, mas siempre regreso a la ciudad donde soy feliz. En La Habana mis canciones tienen más salidas emocionales, me siento querido. Por eso trato de mostrar en la isla  todo lo que hago fuera, llevándome de aquí lo realmente admirable para expresar a otros. Esa es la balanza de mi vida”.