Ambientalistas independientes cubanos reclaman protección para las playas

Ambientalistas independientes acuden a salvar las playas de Cuba, sin ningún apoyo gubernamental

Hace algún tiempo que en las redes sociales aparecen anuncios para limpiar playas en La Habana. El pasado sábado fue otro de los tantos días en los que un grupo de personas limpiaron zonas de la costa habanera.

Cada vez la noticia gana mayor fuerza y son más quienes se suman a esta labor, que, apartada de cualquier fin lucrativo, intenta proteger y sanear lugares dañados por comportamientos sociales y que no han recibido la asistencia necesaria de parte de las instancias gubernamentales.

Detrás de este movimiento está una joven cuya vida se encuentra muy ligada al mar. Hacia su preservación ha dirigido la atención de niños, jóvenes y adultos. Su nombre es Lorena González Casuso y  conversó con Cubacomenta.

“El amor hacia el océano es algo que nace dentro de mí. Quizás lo llevo en la sangre porque mi familia siempre ha sido gente de mar, o porque ahí encuentro la paz que no hallo en ningún sitio del mundo. Es la base de la vida. ¿Qué otro motivo para amarlo? Esta idea no es más que un seguimiento a mi carrera y mi pasión que es la Biología Marina. Antes participaba en los evento de Mar Limpio, pero ahora que tengo conciencia y conocimiento del gran impacto que tienen los desperdicios que arrojan los humanos a los océanos, decidí tomar acción”.

Ya van más de cinco ocasiones que Lorena lidera el grupo que avanza hacia las playas, generalmente los últimos sábados de cada mes.

“Este movimiento surge a partir de mi hogar. Vivimos prácticamente en el agua, y es triste ver como personas sin educación ambiental alguna, arrojaban basura en la costa. Creo que lo importante no es tanto lo que hemos logrado, sino lo que nos queda por hacer. A pesar de que la actividad comenzó como una iniciativa local, a través de las redes sociales ha ganado cierta fuerza. Al principio eran solo los vecinos de la comunidad y salvavidas de la Cruz Roja Cubana. Luego comenzaron a llegar personas de todo tipo, desde estudiantes de Medicina de otros países, diplomáticos, hasta reconocidos actores y músicos cubanos. Cada día me sorprendo del auge que ha tomado esta labor que llevamos. Los niños tienen un papel increíble, están más motivados que los mismos adultos. Dan lecciones a sus padres de cómo ser éticos con el planeta donde viven”.

La joven se refirió a los sacrificios con animales que practican algunas religiones, lo cual perjudica a las especies, aún indefensas ante las legislaciones cubanas, y también contamina el mar.

“Respeto todas las creencias, pero los practicantes de la religión yoruba depositan sus sacrificios animales y ofrendas envueltas en pedazos de tela y bolsas plásticas a Yemayá, la diosa del mar. No creo que Yemayá esté contenta con que le ensucien su casa. Es alarmante ver a niños bañándose en una playa rodeados de animales y frutas en descomposición. Eso solo trae bacterias, ratones, enfermedades y epidemias”.

El gobierno cubano no solo ignora los reclamos ante una ley de protección animal. Se resiste a penalizar la contaminación de este tipo de áreas y a apoyar a quienes se ocupan de cuidarlas.

“No recibimos ningún apoyo por parte del gobierno, a pesar de lo que estamos haciendo con la mayor voluntad del mundo. Frente a la costa de la calle 110, una de las que limpiamos, y de las de mayor contaminación, hay una estación de policía. No es ilegal practicar una religión, pero no está permitido arrojar basura, va en contra de la ley. A la policía no parece importarle mucho eso. No solo yo, otros que conozco han ido a denunciar. Se han reído de nosotros y nos toman por locos. Solo exigimos un poco de respeto por las leyes y por la naturaleza”.

“Creo que es hora de que nuestro gobierno haga respetar una ley tan importante como es la de no arrojar desechos. Los sacrificios animales que se hacen en esta playa superan lo imaginable. Tengo fotos de actos con cocodrilos y jicoteas que son animales vedados y amenazados, es decir, que está prohibido cazarlos, y la policía no toma acción sobre esto”.

En Cuba no solo se precisa de una Constitución que respete y haga valer estas demandas. Se necesita también de una sociedad comprometida, en la que prevalezca la educación ambiental.

“Tristemente tengo que decir que en mi país no existe suficiente conciencia de conservación y respeto a la naturaleza. Tenemos un concepto tan antropocéntrico que nos deja ciegos con el daño que hacemos al planeta y a nosotros mismos. Yo lucho por abrirles los ojos a las personas, educar a los que no saben y darle la fuerza a quien no la tenga y dar un poco más por la Tierra. Creo que algún día las personas van a cambiar, creo en el mejoramiento humano, solo espero que no sea demasiado tarde”.

Lucía Jerez