Ni el abrigo del leopardo ni un buen amigo: el champú

Lo más preciado hoy por hoy en Cuba, no es el aceite, ni el detergente, ni el abrigo del leopardo ni un buen amigo: es el champú. ¡Ay, José Martí!

“Tiene el leopardo un abrigo, en su monte seco y pardo, yo tengo más que el leopardo, porque tengo un buen champú.”

Así escribiría el apóstol de los cubanos, José Martí, de estar viviendo esta época de desapariciones que desde el año 2018 padecemos los cubanos de la isla; y más específicamente este mes de agosto de 2020. Un champú, hoy por hoy en Cuba, es como la piedra filosofal.

Según el cuento de Meñique, en el palacio del rey se lavaban las manos con cerveza porque no había agua; pero este placer le está vedado a los cubanos que, a la pérdida del preciado champú para lavarse la cabeza, le suman el de las cervezas (y el del agua también).

La cronología de cosas perdidas le habría hecho escribir al Maestro, no cuentos infantiles, sino cuentos de horror y de misterio. El Rey Ricardo III, de vivir en Cuba, cambiaría su reino por “un champú”, en lugar de por “un caballo”.

Cuenta la leyenda que todo empezó con la harina, aunque las íntimas y el papel sanitario seguramente le antecedieron. Después vino el huevo, el café, el aceite, el pollo y el detergente.

En la cruzada, se llevaron al jabón de tocador y la pasta dental y para terminar con el llamado “aseo”, montaron en la grupa del caballo el champú.

Una ex colega del blog, cuenta entre risas que ella, cuando vio la caída que se dieron el jabón y la pasta de diente intuyó que la próxima víctima iba a ser el champú y con previsión compró ocho pomos.

“Me levanté durante varios días, bien temprano, a hacer colas, pero los capturé. Ahí los tengo, creo que tengo champú hasta el año que viene,” contaba ella, triunfadora, el día que Laura comenzó a impactar con sus vientos en la capital, mientras le rezaba a la Virgen porque no se fuera la corriente.

“Aquí estamos, sin gas, pero yo tengo lo que nadie tiene: champú”, sonrió.

No pude menos que pensar en dos amigas que tengo en Facebook, cuando esta mañana veía las imágenes que publicó en su muro de Facebook, Raysa Williams Peláez.

Decenas de personas, encimadas unas sobre otras, a las puertas de una tienda en la Isla de la Juventud  en la que supuestamente sacarían champú, aunque como parte de un combo que incluía, además, un acondicionador, dos jabones, un tubo de pasta de dientes y un detergente, o en líquido o en polvo.

Las imágenes me recordaron esas otras publicadas la semana pasada, en lo que parecía más bien un acto político de los 70´.

Tuvieron lugar en Pinar del Río, y en el video se observaba una enorme aglomeración de personas en una calle, agarradas unas a otras, como para evitar que alguien se les metiera en el medio. ¿Motivos? En una tienda se vendía jabón y champú.

Tanto jelengue por el champú me hizo llamar, hace dos minutos, a Pedrito, colaborador estrella del blog, desde la provincia de Cienfuegos.

Apenas una pregunta rápida.

“Dime, Pedri, dicen que el champú está perdido compadre. ¿Cómo te va con eso?”

Su respuesta me devolvió en las narices el tiempo que hace que no nos vemos.

“Ah, y a mí qué me importa eso. ¡Yo soy calvo igual que tú, mi hermano!”

por Roberto A.