¿Quiénes construyen en Cuba? No da la cuenta

Materiales y mano de obra están por las nubes. ¿Cómo construir o reparar tan solo una pared en Cuba?

Recientemente regresó de un viaje y empezó a reparar su cocina. Ya estaba mala, le faltaban algunos azulejos y el cemento, poco a poco, se caía. “La decisión no es algo que se tome a la ligera, hay que tener mucha paciencia y dinero, sobre todo dinero”, según dice Alberto, médico colaborador en Guatemala.

Rastro le llaman los cubanos a las tiendas estatales destinadas a la venta de materiales de la construcción. Durante el pasado año la Mesa Redonda informaba que se iniciaría un programa de producción local y oferta en ocho de las provincias del país, ante la creciente demanda. La realidad es que los productos van apareciendo, pero se acaban rápido. Los propios trabajadores del Rastro te remiten a la calle cuando preguntas dónde encontrarlos. Solo los revendedores llegan a tiempo para hacerse de los artículos necesarios en el mantenimiento de un hogar.

Entonces, ¿quiénes tienen derecho a construir en Cuba? Pareciera un placer exclusivo para los que pueden pagar con intereses. “Mi casa la mantengo con pintura, la de las tiendas que cuestan 15 CUC pero son malísimas, llévame contigo le dicen, porque donde te pegues, te ensucias”, comenta Silvio.

“Construir es un dilema. Yo compré las cajas de azulejos que me indicó el albañil cuando midió el baño. Mientras trabajaba se dio cuenta que le faltaba material pero ya no había de ese tipo. Esperé como un mes y nada. Me tocó recurrir a los negociantes por la izquierda a 30 CUC, casi el doble de las otras”, explica Delia.

“Todo está por las nubes”

Julio está ayudando a su hermana a reparar algunas cosas en la vivienda. Ella vive sola y  no tiene ni idea: ni a dónde dirigirse, ni lo que hace falta, ni qué cantidad. Gracias a las remesas enviadas por su sobrina desde el exterior han avanzado. “La cubeta grande de pintura nos sale en 80 CUC y la mediana en 40. El cemento gris que se vendía máximo a 125 pesos en moneda nacional, aparece ahora en 35 CUC. Todo está por las nubes. Sin una ayuda extra es imposible”.

Diana vive en un biplanta. Al apartamento le falta solo cerrar una pared para tener un segundo cuarto. “Cuando pregunté los precios, decidí llevarle a la costurera la tela para que me hiciera una cortina. Esa es la división entre una habitación y la otra. De dónde saco 300 CUC para poner bloques y comprar lo demás si soy laboratorista en un policlínico”.

“A veces miro las humedades, las ventanas viejas y me entra una desesperación tremenda. Luego recuerdo que dependo de un salario al mes, que mi marido maneja un bicitaxi y no siempre viene con bastante dinero, y que además mantenemos a un niño. Enseguida se me pasa, en algún momento se podrá, por ahora no está en los planes”, declara Rebeca.

¿Cómo sacar los arreglos?

Al excesivo precio de los materiales se le une el de la mano de obra. Cuenta Luis Enrique que le cobran por poner un bloque 5 CUP por cada uno. A eso se le suma la plomería, y la electricidad que por trabajo oscilan de 100 a 200 CUC. “Lo peor es que casi nunca contratas a la misma persona para todo. Son tres sueldos distintos a pagar”.

“Usted sabe las características del cubano, lo generoso y buena persona que somos pero esta vez no podía. Tuve a un albañil y su ayudante, les preparaba café, merienda e incluso hasta almuerzo, y descansaban más que lo que trabajaban. Al final de semana me cobraban todo y sin rebajas. Por eso solo les doy agua nada más, bastante me quitan ya. Si existiera otra vía para construir, pero aquí las alternativas son pocas”, afirma Rosa, profesora.

Veinticinco mil pesos en moneda convertible ha gastado Armando. El valor de un apartamento en cualquier zona buena de La Habana. “Menos mal que tengo de dónde sacar. Mis dos hijos viven en el extranjero y con las ganancias de la paladar, he sacado poco a poco los arreglos”.

Texto y fotos: Vladia Rosa García