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“Pintor-rotulista no es para pintar la piel”; advierten a los tatuadores en Cienfuegos

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Maykel Fernández, un tatuador residente en el municipio de Arroyo Naranjo en la Habana que recientemente se puso en contacto con la web Cubanet para denunciar que a los tatuadores les estaban poniendo todo tipo de trabas posibles para que no pudiesen ejercer su actividad, puede decir ahora con ¿justicia? que no está solo: en la sureña provincia de Cienfuegos también se les ha dado otro jaque a los tatuadores.

De acuerdo con declaraciones dadas al diario local 5 de Septiembre por Diana Serpa Díaz, Secretaria del Consejo de la Administración Provincial, esta actividad no estaría amparada bajo la categoría de “pintor-rotulista” por lo que al no renovárseles la licencia de cuentapropista estarían ejerciendo una actividad “ilegal”.

“Sí especificamos que el pintor-rotulista, que en muchas ocasiones aparece, que es una figura que no es realmente el alcance de la actividad que hacen, nosotros no lo permitimos. Realmente el pintor-rotulista está para pintar carros, superficies lisas, pero no es realmente para pintar piel. Eso nosotros no lo vamos a permitir,” expresó.

“Vamos a ser muy celosos con este tipo de cuestión,” agregó la funcionaria.

Según la web Cubanet, que recogió el pasado mes de Junio las declaraciones de Maykel Fernández todas las personas que ejercen ese tipo de actividad “trabajan en un limbo legal”,  ya que aparte de no ser una actividad reconocida, a la hora de cobrar el trabajo se convierte en un problema, y para recibir dinero es necesario tener una licencia operativa o afiliarse a una de las empresas del Ministerio de Cultura.

“Nosotros estamos en un limbo, no existe una figura aprobada para que funcionemos pero tampoco nadie se mete en lo que hacemos. No nos inspeccionan o nos piden pagar al fisco’, explicaba Maykel al citado medio.

Al parecer ahora, en la sureña provincia de Cienfuegos, se ha dado un paso más adelante, al intentar frenar de una vez por todas el ejercicio de esta labor.

Son cada vez más las personas que buscan hacerse algún tipo de tatuaje, que puede variar desde una pequeña libélula en el hombro (que puede costar 10CUC), a verdaderos “cuadros” a lo largo de todo un brazo o un muslo. Ya se ha convertido “en moda” lo que antes era visto como “de mal gusto”.

Se trata de una actividad que aún busca no solo “limpiar su imagen” sobre lo estético-útil, sino además sobre lo saludable, a pesar de que son menos – muchos menos – aquellas personas que no cumplen con las medidas sanitarias establecidas como correctas para ejercer la actividad.

Detractores o seguidores, la realidad es que “prohibir” una actividad que tiene tanta demanda como oferta parece ser un sinsentido si, el marco legal para prohibirla, es que no esté amparada bajo una licencia operativa determinada. En este caso, lo correcto sería, aprobarla. ¿No?

Si bien es cierto que hay muchos “chapuceros” disfrazados de tatuadores, también son muchos quienes “se disfrazan” de tatuadores y son verdaderos artistas. Personas que trabajan para brindar una estética “distinta” a una persona que pide y paga por ello.

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