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Cuba

¿Y para cuándo las manzanas de fin de año?

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Las manzanas vuelven a ser noticia en Cuba: no se encuentran ni en las tiendas ni con los vendedores privados. En mayo pasado algunos comieron las últimas

Pocos conocen el paradero de nuestras manzanas, aún no arriban. El ya tradicional fruto que aparecía por estas fechas o antes, se conseguía por 45 o 50 centavos en CUC. Este año probablemente no sea así.

María recuerda haber degustado la última manzana en mayo pasado: “Iba saliendo del trabajo y las encontré en la tienda de Boyeros y Tulipán. Como es poco usual, compré 10, una para cada miembro de mi familia”, explica.

La dependienta del establecimiento lo confirma: “Esas fueron las últimas que nos entraron. Para este fin de año no habrá, pues ni siquiera se ha regado la bola. Si llegan algunas pocas al país, las ubican en mercados como el de 70. A nosotros, las pequeñas tiendas, nos traen si hay de sobra”.

El supermercado de 3ra y 70 aún no ha tenido suerte: “Ni uvas, ni manzanas. Igualmente, estamos esperando hasta la Nochebuena, como siempre”, declara Anyelo, estibador del lugar.

Parecieran haber desaparecido sin motivo aparente. Ya en 2018, las polémicas frutas rozaban el peligro de extinción, a juzgar por las severas penas impuestas a los implicados en la compra de 15 mil unidades en el centro comercial La Puntilla, donde, por cierto, tampoco hay manzanas cuando casi llega a su fin la primera quincena de diciembre.

Un tiempo antes, los particulares eran la solución. “Chirriquiticas y caras había que pagarlas, a 20 o 25 pesos en moneda nacional. Con dos mordidas accedías a las semillas. El resto era intentar conservar el sabor”, recuerda Luis Alberto.

Sin embargo, de todos los vendedores por cuenta propia, situados en el Yara y sus alrededores, ninguno ha visto las manzanas desde hace tiempo. “Cuando hay, los puntos lo llaman a uno; como se les saca buen dinero, le dejas una buena propina a quien te avisó. Así, los vendedores ambulantes siempre tenemos. Deja de buscarlas, ya te digo yo que están perdidas”, refiere Magali, quien tiene su carrito estacionado a la entrada de la Facultad de Contabilidad.

Como ella, Gabriel me quita toda esperanza. El hombre viaja a Panamá, generalmente, una vez en el mes. De ahí trae los productos a comercializar en su mesa: “Para mí sería muy bueno importar manzanas, pues es un producto de gran demanda y en falta actualmente. No obstante, las trabas de importación me frenan”.

Los ciudadanos no se dan por vencidos: “Imagínate una Navidad también sin manzanas. ¡Cómo hay tantas cosas para comprar en las tiendas!” advierte Clara, mientras recuerda aquellos años en que, por cinco pesos en moneda nacional, “obtenías un cartucho de  la bodega, con siete u ocho, en cualquier época del año”.

María Carla Prieto

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