Connect with us

Published

on

Uno de las consabidos tabúes en relación con el arte, la crítica de arte, y el lenguaje en que los artistas y los críticos se expresan ante y para el público, se pudiera estar desmoronando ahora mismo gracias al ingenio de una cubana residente en Ecuador: Gretther Yedra Rodríguez, creadora de… ¿pudiéramos llamarlo un programa? que se transmite todos los miércoles por Facebook Live: Lluvia de Mayo.

Gretther es la feliz – diríamos – derrumbadora de un mito; ese que asegura que los artistas, críticos y los escritores en general son personas que, cuando hablan e intentan expresarse no encuentran otro modo que el lenguaje elitista o formalmente muy técnico, a menudo imposible de llegar a ser entendido – pensaríamos – por una persona con un conocimiento promedio.

Es sabido por todos que la crítica de arte, por ejemplo, se desarrolla al menos de tres maneras reconocidas: la crítica al catálogo, la crítica para una revista especializada y la crítica para una publicación periódica. Un intelectual debe tener claro estos conceptos una vez que se enfrenta a un público determinado. En un recinto plagado de intelectuales la norma a mantener debe ser alta. Por el contrario, en una presentación más abierta el lenguaje a utilizar ha de ser siempre más asequible.


Sin embargo, “esos”, “ellos”, físicamente hablando, pueden reconocer muchas veces – pensemos en una Lectura de Poemas, en un evento ante el público – a quiénes y a qué se enfrentan.

Yedra, desde Ecuador, no sabe quién está del otro lado del ordenador, y ha decidido a través de la populosa y populista Facebook establecer un espacio de crítica literaria más que agradable; un performance serio que por momentos esboza la jocosidad y el histrionismo, y que en todos los casos logra transmitir el mensaje que ella se ha propuesto. Grosso modo sería: alertar ante “determinado peligro literario” o recomendar un buen libro.

Sería injusto, desde ahora, augurar hacia dónde quiere llegar la joven especialista en literatura.

Uno puede intuir que, por ese camino, no pocos escritores terminarán odiándole o amándola. Otros, pensarán que se ha vuelto loca. Quizás, los menos, aprecien su esfuerzo por poner encima de una mesa cubiertos de madera al lado de un plato de porcelana de Limoges, aunque unos más encumbrados digan que es un sacrilegio. Al final, lo que importa es alimentarse. ¿O no?


Es por ello que hemos decidido indagar sobre los orígenes de esta idea transgresora, y le hemos pedido a Gretther que sea ella misma quién nos diga qué quiere, qué busca, por qué y cómo.

Lluvia de Mayo es una excelente idea que resume, sin palabras rebuscadas, horas de crítica avezada literaria. Es el sonido de una metralleta justo un minuto después que la alarma de tu reloj debió haber sonado y no lo hizo. Un sonido ríspido, agudo, pero útil.

Comentarios

LO MÁS TRENDING

LO MÁS VISTO