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Cuba

La Librería Alma Mater ya no es buen lugar para comprar libros

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Por mucho tiempo la Librería Alma Mater fue referente entre los habaneros que persiguen los buenos libros

La Librería Alma Mater es una de las más famosas y céntricas de La Habana. Pertenece a la Colina Universitaria, lo cual debe condicionar su vínculo con las distintas áreas del conocimiento.  Está ubicada en el edificio donde residía en los años republicanos el famoso comercio Lámparas Quesada, en la popular intersección de San Lázaro e Infanta, que según cuentan era la esquina favorita del Caballero de París.

Por mucho tiempo fue referente de novedades literarias, aun cuando se especializa en humanidades, sobre todo, historia, ciencias sociales, y filosofía. “Ahí encontré títulos magníficos a valores asequibles que no esperé hallar en ningún otro rincón de la ciudad, así como revistas técnicas de arquitectura y diseño”, dice Alejandrina Gómez, vecina de la calle Neptuno.

Antes era común que una vez terminada la Feria Internacional del Libro de La Habana, los lectores fueran hasta allí. “Era casi seguro que aquí estarían las publicaciones que fueron exitosas en la Feria y que terminaron agotándose. Yo decía bromeando que después de la Cabaña, esta era una sede importante”, refiere un antiguo trabajador del local.

Sin embargo, ahora son recurrentes los disgustos de quienes acuden a Alma Mater. No es solo el vacío de los estantes, sino también su poco atractivo. “Tanto la literatura infantil como el resto carecen de actualidad y de gancho. Si a eso le sumas la mala edición que presentan algunos en cuanto al papel, las ilustraciones y el tamaño de las letras, es obvio que ya no constituye un buen sitio donde comprar libros”, añade Irán León.

Para Esther Villa lo único salvable del centro es el personal que allí labora. “Son humildes y esforzados. Aunque saben que no tienen productos de gran impacto tratan de ofrecerte lo mejor, incluso, se atreven a sugerir, habilidad que se ha perdido en los espacios de venta de esta isla, y que tanto echa de menos el cliente”.

El desabastecimiento de las librerías por moneda nacional en Cuba es bastante general, aunque en diferente medida. Existen recintos más surtidos que otros, como es el caso de la Fajad Jamís o la Centenario del Apóstol, llamada popularmente 25 y O, debido a la dirección donde se encuentra. Estas últimas han sabido mantener un ritmo bastante regular en cuanto a lo llamativo de sus propuestas.

No obstante, es cierto que los mejores libros están en las mesas callejeras, donde casi siempre son ancianos quienes ofertan ejemplares usados. La mayoría de las veces son clásicos de la literatura nacional y foránea. Suelen ser costosos, algunos pertenecen a ediciones limitadas, y atesoran algo místico debido a su antigüedad.

Del otro extremo quedan los comercios en pesos convertibles o divisas. Los artículos suelen tener una calidad superior y provienen de prestigiosas editoriales, mayormente extranjeras. En sus vidrieras se incluyen también títulos de escritores cubanos muy demandados por el público lector y con reputación internacional como Leonardo Padura, Natalia Bolívar, o Lydia Cabrera, entre otros.

“Sí, claro, ahí todos son bellísimos, te invitan a leer por sí solos. Lo que es muy probable que los precios superen los 20 CUC o 500 pesos cubanos, y eso es imposible, al menos para mí y para las personas que me rodean”, comenta Dulce Medina.

Texto y foto: Lucía Jerez

 


 

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